Decenas de personas hacen cola para comer en el restaurante O Parral, que combate la recesión con comidas a tres euros
03 dic 2008 . Actualizado a las 10:49 h.Pepín Gómez es un clásico en el sector de la hostelería ourensana. En septiembre del año pasado abrió en la calle Monte Medo el restaurante O Parral y al principio tuvo éxito, pero la crisis en la construcción hizo que los obreros que frecuentaban el local, donde ofrecía menús a 8,50 euros, desaparecieran. Entonces vio por televisión el caso de un restaurante madrileño que ofertaba comidas a un euro y pensó en ser el primero en Ourense que se apunta a los menús hiperbaratos.
Tras hacer muchos números decidió que la única manera de hacer rentable la campaña era poner un precio algo más alto que el de su colega madrileño, pero aún así mucho más barato de lo habitual: 3 euros. Por esa suma ayer se podía elegir entre tortilla española, lentejas y guisantes con jamón para el primer plato y para el segundo, entre jamón asado con patatas, salmón a la plancha y espaguetis a la boloñesa. Por si fuera poco, la tarifa incluye bebidas y postre, ayer a elegir entre flan y arroz con leche, ambos de elaboración casera.
La iniciativa del restaurante O Parral nació el pasado mes de octubre, aunque restringida a las comidas de los viernes. Tanto éxito tuvo el menú que desde ayer decidió cambiar el día por el martes. «Los fines de semana se hacía imposible y no salíamos de aquí hasta tardísimo», comenta Pepín Gómez, que recuerda que los clientes tenían que esperar hasta 45 minutos por la mesa y que, como en las carnicerías, se les daba un número con su turno para comer por orden estricto de llegada. En un local con capacidad para sesenta personas, se llegaban a dar casi dos centenares de comidas y el trabajo se extendía desde la una de la tarde hasta pasadas las cinco.
El día ha cambiado pero no el sistema y, como ayer era el primer martes de menú barato, había menos gente de lo habitual, pero todos estaban encantados con el precio. «Pensaba que iba a ser otra cosa, pero para el precio que tiene está muy bien. Pagas en un sitio ocho o nueve euros y comes lo mismo aquí por mucho menos de la mitad», comentaba ayer Manuel Soto, que trabaja como repartidor. María Jesús Núñez, otra clienta, va aún más allá y dice que «tenía que haber un menú así en cada restaurante para comer en uno los lunes, en otro los martes, en otros los miércoles,... Es que esto sale más barato que encender la vitrocerámica».
A pesar de que Pepín Gómez reconoce que pierde su trabajo y los de los empleados a mayores que necesita cada día de menú hiperbarato -trabajan siete personas, cuando una jornada normal solo son tres-, pero asegura que la publicidad es muy buena porque los clientes suelen repetir otros días.