De la generación de los doctores cuya palabra iba a misa, vivió la evolución de la sanidad: de caridad a derecho. Para ejercer, dice, hay que enamorarse de la profesión
13 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Corría el año 1960 cuando el doctor Fernández (La Habana, 1923) participó en la fundación de la Academia Médico-Quirúrgica de Ourense. Que la institución tenga medio siglo de vida es una satisfacción para el que es el presidente vivo más antiguo. Hablando de años, asegura que no se siente mayor: «Puede ser una vanidad pero creo que soy menos viejo de lo que soy». La edad no le impide acordarse de algunos casos. «El que no se lleva la preocupación a casa por un enfermo tendrá el título pero no es médico».
-¿Cómo era la medicina cuando nació la academia?
-En aquella época el prestigio del médico lo era todo. Las cosas afortunadamente han cambiado y se cree más en la medicina porque es más científica que antes. Se rompió un poco, quizá, la unión entrañable entre el médico y el enfermo pero se ganó en calidad de servicio.
-¿Por qué esa fractura?
-Porque antes la medicina, la mayor parte y para sectores muy grandes de la población, era el ejercicio de la caridad. Y hoy no. Hoy es un derecho.
-¿Qué habría que recuperar de aquella forma de ejercer?
-Posiblemente más tiempo para hablar porque realmente la mayor parte de las reclamaciones que hay son por un mal encuentro inicial. Si ves afecto, ves cariño, ves atención, ves que te escuchan, entonces no te encrespas. Falta diálogo. Decía Marañón que el mejor instrumento de exploración del médico era la silla: sentarse y hablar.
-¿Por qué decidieron poner en marcha la academia?
-Éramos catorce médicos con el afán de mejorar las cosas. Era necesario no ser una unidad por separado sino que relacionarse e intercambiar opiniones. El único medio eran reuniones periódicas pero fijas. Y eso podía ser solo a través de una academia. Como además en ese momento se produjo un avance descomunal de la medicina, el médico tenía que estar constantemente buscando bibliografía para estar al día. Pero no podía hacerlo solo. Tenía que ser en colaboración. También pensamos que podía ser, y de hecho fue y es, donde continuar la formación del médico.
-Porque el médico es el eterno estudiante, ¿no?
-No queda más remedio porque la medicina está evolucionando constantemente. Se ha avanzado mucho pero quedan zonas de ignorancia. En medicina hoy, si dejas de estudiar, en ocho o diez años perdiste el tren.
-¿Cómo recuerda a sus compañeros, aquellos que fundaron la academia?
-Con mucho cariño porque eran amigos además de personas muy señeras: Cabaleiro, Conde Corbal, Santos-Ascarza, Álvarez Eire, Mato Prada, Bravo Mateus... gente entrañable.
-¿Cuáles deben ser las cualidades del buen médico?
-Saber oír, templar sus nervios, estar enamorado de su profesión y pensar más en el enfermo y en la enfermedad que en el beneficio que te pueda reportar.
-Escuchar es difícil en el sistema actual, con la carga de trabajo de algunos médicos.
-Están desbordados. Gozamos de la mejor medicina social del mundo pero claro está que cuando hay más volumen de solicitud de servicio que capacidad de respuesta, estalla el conflicto.
-¿Cuál es el estado de salud de la sanidad ourensana?
-El nivel es óptimo, posiblemente superior a nunca. Ahora bien, estamos en una época de crisis económica y puede que esta medicina supergenerosa se resienta. Pero creo que nunca hubo un nivel tan alto ni en la capacidad de los médicos ni en la de las medicinas para curar. De hechos, antes se decía «Temos que ir a fonte limpa». Había que ir al médico a Santiago. Hoy realmente eso no hace falta.
-¿Está politizada la sanidad?
-Hoy pienso que se politiza todo. Se politizó hasta la gripe A, que ya es politizar. Tengo un gran respeto por todos los partidos políticos salvo cuando se siente constantemente que están buscando votos. Cuando todo lo que tú haces es malo y tú piensas de mí igual, estamos perdidos. En política yo creo que hay que ir dentro de lo posible al consenso: yo cedo, tú cedes...
-Se retiró con 81 años. ¿Qué opina del debate sobre la edad de jubilación?
-Creo que es un problema puramente económico. Hay personas que a los sesenta años son viejas y otras que a los ochenta siguen siendo útiles a la sociedad. Es una cuestión individual. La vejez no es la misma a todas las edades.
-Recientemente las universidades gallegas se enfrentaron por Medicina.
-La dispersión no mejora la calidad. Es mejor pagar becas que pretender que cada pueblo tenga una universidad de mala calidad.