Rocío Rodríguez, como la mayoría de los jóvenes, estaba a la busca y captura de un empleo. Trabajó en una cafetería, en un supermercado y por fin encontró algo que de verdad le gustaba: una peluquería. Y es que Rocío es muy presumida y, como ella misma asegura, le gusta tener las uñas pintadas de rojo y alisarse el pelo. Una peluquería era, por tanto, casi un hábitat natural.
Esta joven ourensana es una de las 18 personas que forma parte del programa de empleo con apoyo de la asociación Down Ourense. Cada vez que empieza a trabajar en alguna empresa la acompaña un preparador laboral que adapta las tareas que debe desempeñar para que así, poco a poco, gane autonomía. Con 23 años para Rocío un trabajo no es solo dinero, es ganar independencia, confianza, es demostrar que puede. «Hacen lo mismo que nosotros. Al principio la dejaba, no le reñía ni le decía que tenía que hacer algo si no lo hacía, hasta que entendí que si no le insisto, no va a aprender», explicaba la dueña de MV Hair Studio, que fue su jefa durante las prácticas que realizó en esta peluquería de la calle Nosa Señora do Portal.
Un día a día normal
En su puesto de trabajo a Rocío le encantaba dar masajes en las manos y pintar las uñas pero no le gustaba nada barrer así que siempre se iba por las ramas. Nadie le decía nada, hasta que entendieron que ella podía realizar perfectamente cualquier tarea pero que si no se lo pedían, no lo hacía. Algo tan sencillo como esto puede ser el día de mañana cortar el pelo o aprobar una asignatura. Si nadie cree que puede asumir una responsabilidad y nadie se lo pide, ella tampoco sabrá si es capaz o no.
La confianza y el apoyo son fundamentales a la hora de conseguir que las personas con síndrome de Down se integren en el mercado laboral. Como todos aquellos que empiezan, necesitan a alguien que crea en ellas y Rocío es un ejemplo. Ahora dice orgullosa que si ha conseguido hacer prácticas -desarrollando un trabajo que para ella además es el ideal- es porque tiene el apoyo de sus padres y el de su amiga Eva.
«¡Déjame a mí sola, por favor!» decía Rocío durante la jornada laboral. Habladora, rápida, impulsiva y coqueta. Es una chica decidida que quiere valerse por sí misma, que quiere aprender para poder hacer su trabajo sin que estén a su lado para ayudarla. En el camino hacia la conquista de un terreno para ella desconocido, su independencia, es clave el trabajo de Down Ourense. «Es muy importante que estos chicos encuentren un trabajo que les motive, si no les gusta lo que hacen, no van a esforzarse por aprender», aclara la preparadora laboral de Rocío. Un poco de motivación, un poco de confianza y ¡a trabajar!