Despreciables, los que airearon indiscriminadamente las cenizas de la muerte en una guerra vil. Miserables, los que negociaron con imágenes de sangre mártir. Infames, los que buscaron protagonismo en un cruel espectáculo de circo. Memoria histórica pervertida y sectaria. Zapateros y Garzones. Admirables, las familias que con discreción y tolerancia lloraron a sus víctimas. La familia Gómez del Valle. Irreprochables, los actos de reconocimiento de colectivos públicos y privados reivindicando la huella de los represaliados. Amigos de la República. Hoy hace dos días, aniversario del 11 de Agosto de 1936. Manuel Gómez del Valle, poeta y periodista, y Fernando Gordon García, funcionario de aduanas, los primeros asesinados, tras bochorno sumarísimo, en el campo de Aragón. A las siete de la mañana y sin vendar sus ojos, disculpando al gatillo ejecutor. Meses después la madre de uno de ellos hizo «el paseo». María del Valle Lozano, comunista. Y semanas antes de terminar la guerra cínica, otro de los hermanos, Ricardo, y en Valencia, la represalia de una alimaña. La familia Gómez del Valle, todo dignidad y cordura durante años y eternamente tragando saliva amarga. Y 75 años hará el próximo 11 de Agosto de 2011, ¿y por qué no leer la poesía de Manuel Gómez del Valle al pie de sus tumbas?