Ángel, Conchi y Diego comparten su pasión por la comunicación sin hilos
27 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Los tres (matrimonio y su hijo) comparten su afición por el mundo de la radioafición. El indicativo viene a ser el DNI de los radioaficionados. Ángel, EA1 CI; Conchi, EA1 LUA; y Diego, EA1 HOT.
Ángel Casanova comenzó en 1983 a interesarse por el mundo de los radioaficionados. Y lo hizo como suele empezar la mayoría. «Aunque cada caso es un mundo, conocí la radioafición de la mano de un compañero con el que estudiaba. Iba a su casa y allí tenía, encina de la tele, una emisora de banda ciudadana», explica. El radioclube era el lugar de encuentro. Allí los aficionados se daban cita. Era una oportunidad para poder utilizar las radios, para aquellos que todavía no contaban con ningún instrumento. «Los aficionados nos cambiábamos información de todo tipo, a nivel técnico y otras cosas».
Un mundo mágico para un adolescente de los años 80, cuando los móviles e Internet era cosa del futuro. «Lo que más me interesaba era la posibilidad mágica de comunicarme sin hilos. De hacer una llamada y no saber quién se iba responder u oír en otra parte del mundo». Asegura que con los años no ha perdido la ilusión. Una pasión que supo transmitir en su momento a la que ahora es su mujer, Conchi, y posteriormente a su hijo Diego. «Hay una faceta cultural que es la más interesante. Las relaciones humanas, comunicarte con alguien que habla otro idioma y entenderte», explica. Conchi José aprendió con Ángel. « Fue fácil. Después de mucho tiempo con él ves lo que hace y poco a poco te vas metiendo», explica Conchi. «La parte de la radioafición que más me gusta es la del contacto con gente de todo el mundo», coincide con Ángel. Comparten la afición. «Es un mundo increíble. A veces lo hacemos juntos y otras por separado». Incluso a veces se comunican entre ellos, cuando no se encuentran en el mismo lugar. Y como no, la afición llegó a la segunda generación. Diego nació entre radios. «Me gustó mucho que se interesara por la radioafición porque es un afición sana y muy bonita», explica Conchi.
Rodeado de emisoras y con todo lo que tenía que ver con la radio, era de esperar que Diego siguiera con la afición. «Al igual que a mis padres, a mi lo que más me gustas es hablar con gente de todo el mundo». Las nuevas tecnologías no escapan a un joven del siglo XXI y por eso a veces la informática forma parte de la comunicación que establece Diego. Sacó la licencia hace un año. «Mis compañeros y amigos ya están acostumbrados a mi afición. Recuerdo que cuando era pequeño me preguntaban qué era eso que llevaba mi padre en el coche», explica el joven que tiene tiempo tanto para divertirse con sus amigos como para compartir ratos de ocio con sus padres.
Muchas son las anécdotas que podrían contar. Ángel comenta cómo hace años yendo en coche hacia Lugo escuchó una llamada de socorro a través de la radio. Era una personalidad del Gobierno Civil de Ourense que no podía contactar. Fue él quien hizo finalmente esa llamada para que fueran a rescatarlo. No en vano Ángel Casanova recibió hace unas semanas el premio por su trabajo, a través de su afición, de la red de emergencias del estado.