Los empresarios estrechan los márgenes a costa de reducir la rentabilidad del negocio
23 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.La crisis económica pone contra las cuerdas a muchos establecimientos comerciales y, entre las fórmulas más habituales para combatirla, está la contención o la bajada de los precios para mantener la clientela. En Ourense se da también esa circunstancia: parte de los empresarios, fundamentalmente del comercio de alimentación, textil y calzado, han entrado en esa espiral que provoca una reducción de los márgenes de rentabilidad con el fin de mantener abiertas las puertas y asegurado el empleo.
Los precios han bajado en prácticamente todo el sector sin que estemos en período de rebajas. El último dato del IPC que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE) dice que en septiembre los precios subieron en Ourense un 0,4% respecto al mes anterior, un 1% desde enero y un 3,2% desde el año pasado. Pero se trata de cifras medias en las que se incluyen muchos apartados del gasto familiar. Si se hace un ajuste más fino y se toma como referencia los precios de alimentación y bebidas no alcohólicas, vestido y calzado vemos que las cifras son negativas.
El coste de la alimentación descendió en Ourense un 0,6% en el 2010 y un 1,1% el año anterior. Por lo que respecta a vestido y calzado, el descenso fue del 0,4% y 1,5%, respectivamente. En ambos ejercicios se describían con claridad las consecuencias de la crisis y se rompía una racha de precios en ascenso que se producía de forma escalonada hasta el 2007, cuando todavía se vivían momentos de bonanza económica.
Ante esta situación proliferan por la capital reclamos en los comercios en los que se lanzan ofertas de determinados artículos o incluso han llegado marcas que se han especializados en ofrecer productos de bajo coste a sabiendas de que uno de los condicionantes de la compra es el bajo coste. Es decir, prolifera una especie de comercio low cost.
Los descuentos
Un reciente análisis de una consultora especializada, TNS Consumer, determina que el 60% de los consumidores españoles hace ahora más caso de las ofertas, mientras que más de la mitad de los encuestados ha percibido que los comercios tienen más productos a precio más ventajoso.
Pero este no es un comportamiento atribuible únicamente a los pequeños comerciantes ya que las medianas y grandes superficies han entrado de lleno en la guerra de precios. Algunas marcas del textil, caso de Cortefiel anuncian en la ciudad promociones de hasta un 50% de descuento en ropa de otoño. En alimentación, por ejemplo, los supermercados de la capital han intensificado la batalla por la captación del cliente y si ya antes era habitual observar promociones importantes en los escaparates, en los últimos meses el crecimiento es prácticamente exponencial. «No te queda otro remedio que estrechar los márgenes porque hay que sacar la mercancía como sea», dice Luis Rivera, presidente de la Comisión de Comercio Interior de la Cámara de Comercio.
Este empresario dice que «los que han marcado la pauta de los precios a la baja han sido las grandes marcas y a los pequeños comercios no les queda otro remedio que ir detrás». Sostiene que en algunos sectores, caso de la confección, «la situación es un drama porque con la crisis que hay, aun por encima el tiempo que hemos tenido no ha ayudado nada», para reconocer que «el consumidor muy pronto va a empezar con la psicosis de las rebajas y esperará para comprar». Desde el punto de vista empresarial, él lo tiene claro: «En estos momentos hay que trabajar el triple para ganar la mitad».
El factor meteorológico ha sido también otro de los condicionantes negativos en un otoño inusualmente seco y cálido. Con los comercios llenos de ropa de temporada, las tiendas están casi vacías. El único sector que parece resentirse menos es el de la hostelería, al menos en el centro de la capital. La proliferación de consumiciones en las terrazas ha prorrogado las ventas de verano más allá de la estación propiamente dicha.
Desde el 2007 el IPC de la alimentación, el vestido y el calzado ha caído
Las compras en el textil se estancan en un otoño seco y en dos meses llegan las rebajas