En estos tiempos de impasividad ante la violencia a ajenos -léase la agresión en el metro de Barcelona o la del móvil en Boiro- que alguien arriesgue su pellejo por ayudar a otro es noticia. Es una gran noticia. El camarero que este fin de semana ayudó a su compañera cuando fue atacada por su ex novio sirvió su mejor ración de racionalidad.