El estrechamiento del Lérez y la subida del nivel de la ría en 30 años aviva el riesgo de desborde

PONTEVEDRA
Caídas de quince grados en los termómetros en las Rías Baixas en apenas cinco días y lluvias que dejan en tres jornadas más agua en el norte de Galicia de la registrada en todo el mes de febrero. Los episodios de contrastes serán cada vez más frecuentes, según los modelos desarrollados por quienes estudian el cambio climático y sus influencias en Galicia.
La Consellería de Medio Ambiente centralizará en el centro que prevé crear en Lourizán todos los datos sobre el cambio global y ya cuenta con una serie de informes que detallan cómo está influyendo en las Rías Baixas. Con los datos en la mano, la temperatura ha subido en Pontevedra a un ritmo de 0,18 grados por década desde 1961. Y el calentamiento tiene también un efecto en el nivel del mar.
Un estudio del Instituto Español de Oceanografía en colaboración con la Universidade de Vigo ha cuantificado la subida. En medio siglo, el nivel del mar en las Rías Baixas ha crecido en 17 centímetros. El ritmo es especialmente acentuado desde la década de los setenta del siglo pasado. Coincidiendo en el tiempo con la aceleración de la subida de los termómetros, la ciudad comenzó también una serie de agresiones al sistema río-ría que han llevado al Lérez a perder en solo tres décadas la mitad de su anchura en todo el tramo urbano.
Cauce más veloz
Para Carlos Nárdiz, profesor titular de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universidade de A Coruña, las consecuencias son claras. Estrechar ríos urbanos como el Lérez hace que aceleren su velocidad de paso y se incremente el riesgo de desbordamiento. Un estudio de la Fundación Nueva Cultura del Agua viene a refrendar ese riesgo. «El corte artificial de meandros, además de constituir gravísimas afecciones ambientales, puede tener complejas y negativas consecuencias para el riesgo de inundaciones».
Las grandes riadas se producen cada cincuenta, cien o quinientos años. Es cuestión de tiempo y el riesgo para las zonas anegables es cierto y se ha avivado con la subida del mar.
El nivel freático está afectado por las mareas, y estas, como consecuencia del cambio climático son cada vez más altas. Los desagües de pluviales siempre estarán condicionados por esta subida de la capa freática, advierte Carlos Nárdiz. Por eso, el experto alerta de los problemas que supone la edificación en zonas inundables.
Conocen bien los problemas relacionados con el anegamiento de garajes y bajos de inmuebles los vecinos de la calle Fernando Olmedo. Pese a la mejora de los recursos técnicos, la construcción de nuevos barrios en zonas inundables, como Tafisa, presenta problemas, explica Carlos Nárdiz.
Un octubre como el del 2006, el más lluvioso en medio siglo, acarrearía tantos problemas como aquel, que en la madrugada del día 22 reventó todos los registros de la red de saneamiento de la parte baja de la ciudad. El cambio climático hará más frecuentes episodios como ese.