Los árboles de la Alameda serán sometidos durante los próximos meses a trabajos de tratamiento y recuperación, una medida absolutamente necesaria según los técnicos del departamento de Parques y Jardines del Concello, si se quiere garantizar el futuro de la arboleda, la de mayor historia de la ciudad.
Estos mismos técnicos afirman que la Alameda se encuentra en un proceso de «deterioro progresivo de varios anos debido á traballos de compactación da terra». Esa actuación, supuso «unha constante falta de aireación do sistema radicular, a carencia de drenaxe nas raíces e incluso un exceso de humidade». Precisamente eso fue lo que provocó lo que técnicamente se denomina estrés, o lo que es lo mismo, unha falta de vitalidad de los árboles y un aumento de la susceptibilidad de las especies a plagas o patógenos.
Como su funcionamiento fisiológico no es, ni mucho menos el óptimo, la arboleda se fue debilitando y haciéndose más permeable a la afección de enfermedades, que se fueron transmitiendo de unos ejemplares a otros, hasta afectarlos masivamente. Entre las enfermedades que más afectaron a esta zona está la Armillaria mellea, un hongo que implica el pudrimiento radicular, decaimiento y que las hojas se vuelven amarillas con caída prematura, entre otros síntomas.
Aire a presión
Este diagnóstico fue ratificado por la Estación Fitopatológica do Areeiro en un estudio encargado por el Concello hace unos años, si bien hasta ahora se optó por no intervenir. Ahora, al detectar constantes caídas de los árboles con motivo de recientes temporales o de la sequía, el concejal de Medio Ambiente Urbano, Raimundo González, decidió poner en marcha un plan de choque para tratar de paliar, en la medida de lo posible, esta situación y recuperar el mayor número de árboles posibles. Así, en el último año se retiraron varios ejemplares secos por motivos de seguridad y no se descarta que haya que retirar alguno más pero también se plantea la posibilidad de traer otros de gran porte para ocupar el lugar de los que se retiraron.
El tratamiento acordado por los técnicos es una inyección de aire a presión y la nutrición de los árboles. El sistema se denomina air spare y consiste en inyectar aire a presión para descompactar la tierra en el entorno del sistema radical, retirar esa tierra e incorporar un biotriturado y tierra vegetal que, si todo funciona como debiera, se traduciría en una mejora notable de la salud de las especies e incrementaría su longevidad.
Otras medidas que se tomarán en este parque emblemático, que data del siglo XVIII, es la retirada del denominado pipi-can, una instalación totalmente inutilizada y cuya ubicación se considera desafortunada.
También se mejorará el ajardinamiento de los taludes de la Alameda hacia la avenida de Montero Ríos. Las mejoras en jardinería se extenderán al conocido como mirador, integrando los jardines de las escaleras de San Roque. Además, se instalará riego y se incorporarán especies arbustivas que mejoren la imagen paisajística de la zona.