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Un espacio noble intocable

PONTEVEDRA

La reforma de la plaza más emblemática de Pontevedra y espacios adyacentes contemplaba triplicar hasta 6.000 metros la superficie actual y un párking soterrado

09 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El gran debate sobre la reforma integral de la Praza da Ferrería, la más emblemática de Pontevedra, resurgió con fuerza a finales de los años noventa cuando los nacionalistas accedieron al gobierno municipal. Ya se había planteado en el anterior mandato del Partido Popular, en el marco del plan Urban de rehabilitación del centro histórico. Pero al entonces alcalde, Juan Luis Pedrosa, no le pareció oportuno cambiar la plaza radicalmente, sin descartar la idea de retomar algún día la idea de construir allí un párking subterráneo muy demandado por los comerciantes de la zona monumental desde siempre y más aún, después de su peatonalización.

El primer intento del gobierno del BNG de retomar aquel proyecto de reforma integral se vio enseguida frenado por sus socios socialistas, entonces sin responsabilidades de gobierno. Con el plan Urban e incluso antes, ya se habían hecho en este emblemático espacio distintas intervenciones y reparaciones inconexas, eliminando barandillas y muretes que cerraban el espacio central de la plaza. El gobierno del BNG quería completar la reforma iniciada en A Ferrería, ejecutando en su totalidad el plan diseñado en su día por el arquitecto Jesús Fole.

Unificar espacios

La actuación consistía en incorporar a la plaza todos los espacios adyacentes, como son los jardines de Casto Sampedro, que serían empedrados y desaparecerían como tales, y la plaza de la Estrella, monopolizada por la terraza del bar Carabela. La idea era unificar todo el espacio existente y nivelar superficies para crear una gran plaza enlosada de seis mil metros cuadrados, el triple de la superficie actual, que se quedó pequeña como escenario natural para todo tipo de espectáculos festivos y gratuitos al aire libre.

El proyecto incluiría la construcción del párking subterráneo, demandado desde hacía veinte año. La premisa inicial de los técnicos era que no se podía notar que debajo de la plaza pudiera haber un aparcamiento. Las entradas y salidas se situarían en las calles de Benito Corbal y Cobián Roffignac, con un túnel subterráneo de entre 70 y 150 metros de longitud para el acceso de los vehículos. El estacionamiento tendría dos o tres sótanos, con una capacidad para trescientos o cuatrocientos coches, y la empresa que resultase adjudicataria contribuiría con unos 200 millones de las antiguas pesetas a la reforma integral de la plaza en superficie. Además, el BNG pretendía que la UE financiase la obra, con cargo al Programa Operativo local de mejora del medio ambiente urbano.

Sin embargo, dado que A Ferrería es un espacio emblemático de la ciudad, algo así como nuestra plaza mayor y la «joya de la corona», los socialistas creyeron necesario un amplio consenso social sobre la reforma pretendida y, por su puesto, había que contar con Patrimonio.

El caso es que el polémico proyecto quedó aparcado en el 2000 cuando Bloque y PSOE pactaron los planes de movilidad peatonal y reforma urbana, a la espera de un estudio más profundo y de abrir un amplio debate social sobre la mejor solución para este símbolo de la ciudad.

En todo caso, el debate sobre A Gran Ferrería estaba abierto y en la calle empezaron a surgir las primeras voces a favor y en contra de la reforma integral de la plaza cuando aún no estaba definido el diseño definitivo y ni siquiera su ejecución. En el aspecto urbanístico, la opinión de los políticos coincidía con la de ciertos colectivos vecinales y algunos ciudadanos que manifestaban su preocupación por la posible pérdida de la fisonomía monumental de la plaza.

Estudio de viabilidad

Los nacionalistas, pese al acuerdo con los socialistas, no dejaron de trabajar en la gestión de ese proyecto y en el 2001 encargaron un estudio sobre la viabilidad del párking de A Ferrería, tanto desde el punto de vista técnico, como arqueológico y económico.

En enero del 2002 , la empresa Eptisa inició los sondeos geotécnicos para analizar las condiciones del subsuelo de A Ferrería y ver si era viable la construcción del aparcamiento subterráneo asociado a la reforma integral en superficie de la plaza, con la consiguiente advertencia de Patrimonio de que cualquier actuación en ese espacio requería su actuación y no había sido solicitada.

Aquel sondeo concluyó que el aparcamiento era viable, a falta de concretar la viabilidad económica del proyecto, cuya ejecución decidiría la siguiente corporación.

Después de las elecciones del 2003 , los socialistas, ya con responsabilidades de gobierno, volvieron a frenar el párking de Ferrería y su reforma integral en superficie, manteniendo su preocupación por que la noble plaza, tan representativa de Pontevedra, perdiera su actual configuración. El PSOE lo dejó muy claro en la negociación del pacto de coalición con el BNG: «A Ferrería no se toca».

Solo admitirían la reparación o cambio del enlosado central de la plaza, en bastante mal estado, y el arreglo de los jardines de Casto Sampedro. Y los esfuerzos se centraron a partir de entonces en sacar adelante el párking de la plaza de España, actualmente en construcción, después de superar múltiples vicisitudes.