Casi seiscientos mil viajeros han tenido que buscar transporte alternativo desde la supresión del servicio
04 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.El 2008 se cerró y el bus urbano sigue sin circular por las calles de Pontevedra. La promesa de convertir el año que acaba de terminar en el del transporte urbano en se ha esfumado. Y los vecinos han visto colmada su paciencia. La tradicional desunión del movimiento vecinal pontevedrés ha encontrado una punto en el que ponerse de acuerdo. Tanto, que dan un ultimátum para tener propuestas en firme sobre el transporte urbano antes del día 15 de este mes o iniciarán movilizaciones.
Antes desplegarán una acción a tres bandas con el Ayuntamiento, a través del alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, la Xunta, por medio de la Consellería de Política Territorial, a la que exigen la implantación del transporte metropolitano que prometió para el 2008, y ante el Valedor do Pobo, donde esperan encontrar eco para sus reivindicaciones.
El agravio comparativo de que Pontevedra sea la única ciudad gallega sin transporte público urbano tiene su traducción en cifras. Lo saben los vecinos de Monte Porreiro, de los más activos en la reclamación de un bus que no les obligue a dejar parte sustancial de su salario en sus trayectos al centro. Pero los datos estadísticos también les avalan.
Desde el movimiento vecinal creen que los estudios de viabilidad que está realizando la Xunta para evaluar qué líneas se deben implantar pueden esperar y apelan a las cifras históricas -y a una transformación urbana que hace cada vez más difícil el uso del vehículo privado- para avalar la necesidad de implantar ya el autobús urbano.
No en vano casi seiscientos mil viajeros han tenido que utilizar transportes alternativos al bus urbano desde que se suprimió el servicio de las calles de Pontevedra.
La cifra corresponde al número de usuarios que se habrían subido al autobús en los últimos ocho años sin servicio, desde que el Ayuntamiento decidió suprimirlo por su falta de rentabilidad.
Un 33% más en solo un año
Y ello pese a que el incremento de viajeros en el último año registrado había sido del 33%. En el 2000, cuando dejaron de circular por las calles de Pontevedra los buses urbanos, el número de viajeros ascendía ya a 54.528. El año de la inauguración, las líneas urbanas sumaban casi quince mil menos. La evolución positiva, desde los 40.796 viajeros iniciales a los casi cincuenta y cinco mil dos años después, no fue, sin embargo, suficiente para que la línea fuese rentable en términos económicos.
Pero la supresión del bus urbano se acordó desde el Concello de Pontevedra antes de que se pudiese conocer realmente su evolución. Los servicios urbanos tardan años en asentarse. Los estudios del sector cifran entre cinco y siete años los necesarios para que las líneas de bus alcancen su madurez en el transporte urbano. Pero ahora los vecinos de pontevedra ya no están dispuestos a esperar más.