El monumento a los héroes de Ponte Sampaio, un símbolo centenario

Elena Larriba elena.larriba@lavoz.es

PONTEVEDRA

09 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los actos conmemorativos del bicentenario de la épica batalla de Ponte Sampaio contra el ejército napoleónico, que libró a Pontevedra de la invasión y ocupación francesa, se han visto oportunamente complementados con la aportación bibliográfica de Roberto Taboada y Arturo Hermida. Son los autores del libro O monumento ós héroes de Ponte Sampaio e o seu contorno, editado por la Diputación y presentado ayer en el salón de actos del Pazo Provincial, que se quedó pequeño para acoger al numeroso público asistente. Cien años después de aquella gesta de 1809, los vecinos que participaron en ella fueron homenajeados e inmortalizados en el monumento situado en los jardines de la antesala de la Alameda. La escultura, obra del artista Julio González Pola, reproduce la imagen de esos héroes levantados en armas y se ha convertido con el tiempo en uno de los símbolos de esta ciudad. Fue inaugurado en 1911 y está a punto de cumplir su primer centenario.

El Libro de Taboada y Hermida relata cómo a iniciativa del parlamentario Eduardo Vincenti Reguera y del Centro Gallego de Madrid se iniciaron las acciones pertinentes para erigir el monumento a los héroes de la batalla de Ponte Sampaio. El 9 de febrero de 1909 el Consistorio pontevedrés acuerda concederle una subvención de 500 pesetas y, posteriormente, aprueba la aportación de la piedra de granito que servirá de soporte a las figuras de bronce que representan a un grupo de labradores, estudiantes y soldados sujetando una bandera, y al frente de los mismos al oficial Morillo. La iniciativa de Vincenti fue secundada por otros patrocinadores y colaboradores del proyecto escultórico, entre los que destaca Javier Puig Llamas, alcalde de Pontevedra en aquella época, que también fue presidente de la Diputación y decano del colegio de abogados, así como el entonces presidente del Senado, Montero Ríos. Todos ellos pronunciaron los discursos en el acto de inauguración del monumento el 27 de agosto de 1911. El gobierno de S.M. Alfonso XIII, que también cedería los bronces necesarios para la ejecución de la escultura, concedió paralelamente una medalla conmemorativa de los combates de Ponte Sampaio. Y en la documentación oficial, también se recoge la aportación de fondos de muchos particulares para sufragar la obra.

El escultor Julio González Pola, autor del monumento a los héroes de Ponte Sampaio, nació en Oviedo en 1865 y se formó en las aulas de la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, junto con el escultor barcelonés Juan Samsó Lengly, de quien fue discípulo. Y se le sitúa en la corriente de la escultura conmemorativa española en los albores del siglo XX. El Concello de Pontevedra llegó a pedir para él la concesión de la Cruz de Alfonso XII, que se le concedería, pero con carácter de Encomienda.

Roberto Taboada y Arturo Hermida hacen en su libro un amplio recorrido por la historia del monumento y su entorno de la Alameda del arquitecto Sesmeros, a través de decenas de fotografías cedidas por el Archivo Histórico de la Diputación, el Archivo Padre Gaite, del Diario de Pontevedra, de Camilo Gómez, de L. Roisin, de Pintos, Tomás, Vidal y Zagala. En esas imágenes, anteriores y posteriores a la instalación de la obra escultórica donde antes había un pequeño estanque, se pueden observar los cambios sorprendentes de esos alrededores, como la construcción del Instituto Valle Inclán y las sucesivas transformaciones que sufrió el paseo de Montero Ríos y calles circundantes, así como la inclusión en los años 80, siendo alcalde Rivas Fontán, de la fuente que hasta hace poco rodeó la figura de los héroes o la sustitución de la Cruz de Los Caídos por el Monumento al Soldado. Y en contraste, la casi inalterable presencia de los edificios de la Diputación, Concello, Subdelegación del Gobierno y sede de Educación. Hoy, el monumento que recuerda la batalla de Ponte Sampaio contra el invasor francés se encuentra en un descuidado estado dentro del recinto de las obras del nuevo párking en construcción, a la espera de volver a ser realzado en ese mismo entorno de la plaza de España y antesala de la Alameda.

En el acto de presentación de la publicación de Taboada y Hermida, el presidente de la Diputación, Rafael Louzán, subrayó la importancia de mantener viva la memoria de los vecinos de Ponte Sampaio y de Pontevedra que se rebelaron contra el invasor francés «porque representan la defensa de la democracia, de la convivencia y de la tolerancia que rechazaban la imposición, la sumisión y el sometimiento», dijo. Louzán añadió que representan el concepto de ciudadanía, que después recogería la Constitución de Cádiz de 1812. Teresa Pedrosa, vicepresidencia de la Diputación, también presente en el acto, prologó el libro con otra semblanza de aquellos hombres y mujeres que ofrecieron una resistencia férrea a los invasores con todo tipo de armas, hasta los famosos canóns de pau.