Las Torres Arzobispais abren sus entrañas a la ciudad por primera vez
PONTEVEDRA CIUDAD
En las obras realizadas en 2009 en la avenida de Santa María se destaparon los restos del foso defensivo de la fortaleza de las Torres Arzobispales. Enseguida comenzaba el trabajo de investigación, restauración y puesta a punto para la musealización del vestigio topado. La colaboración económica fruto del Fondo Estatal de Inversión Local, en marcha en ese mismo año, puso sobre la mesa una inversión de 1,6 millones de euros para las obras de creación del Centro de Interpretación de las Torres Arzobispales.
El museo cuenta con 715 metros cuadrados que comprenden el muro interior, base de la fachada de la fortaleza, datado en el siglo XVI, y el muro exterior de finales del XI. Explica el arqueólogo municipal, Xoan Carlos Castro, que el caso es sorprendente porque el foso defensivo está situado en el interior de la villa, ya que era la muralla de Pontevedra la que protegía el pazo-fortaleza.
Abre ahora sus puertas como punto de visualización de la muralla hallada, en una suerte de museo localizado en el lugar de los hechos. «O respeto polo vestixio atopado é clave», afirma Castro. Y lo sitúa: «Trátase dun espazo arqueolóxico situado no subsolo, que se atopa conectado coa rúa pola súa entrada».
El museo, que abrirá en septiembre, cuenta con pantallas táctiles donde se pueden ver reconstrucciones virtuales del pasado arquitectónico. En las visitas -que serán guiadas y de no más de 30 personas- se verán también monedas y originales de platos y vasijas. La iluminación, discreta y de fuente oculta, enlaza de forma progresiva las diferentes zonas del museo. La visita concluye con la proyección de un docudrama sobre la historia del pazo.