Un verano clave para el Monte Vivo

Serxio Barral Álvarez
serxio barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

La previsión de tiempo seco y caluroso pondrá a prueba la millonaria inversión municipal

03 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El incendio forestal que esta misma semana arrasó, en poco más de 24 horas, alrededor de 170 hectáreas de monte en Viascón (Cotobade), hizo saltar todas las alarmas por las similitudes con la situación que se vivió en el verano del 2006, cuando cerca de siete mil focos devastaron los montes de Galicia.

En el Concello de Pontevedra, especialmente sensibilizado con el drama forestal del 2006, cuando ardió nada menos que el 40% de la superficie total del municipio, esta semana se siguió con atención la evolución del fuego en el municipio vecino, toda vez que en aquella ocasión Cotobade fue el punto de inicio de los fuegos que se extendieron por buena parte de la comarca.

Existe preocupación, máxime desde que se hicieron públicas las previsiones meteorológicas que anticipan que el verano será seco y caluroso. Si se le unen fuertes rachas de viento, son los ingredientes fundamentales para elevar la incidencia de los incendios forestales.

Sin embargo, existe la confianza en que en esta ocasión, de repetirse una situación como la de hace cinco años, las consecuencias no sean tan graves y que la superficie que pueda verse afectada no llegue a la cifra de 4.656 hectáreas de monte pontevedrés que ardieron entonces. La principal baza a favor de que no se alcancen las cifras del 2006 es que a raíz de aquella catástrofe el Concello de Pontevedra puso en marcha un ambicioso plan para poner en valor el monte, para cambiar los usos y para prevenir el riesgo de los incendios forestales: el plan Monte Vivo.

Medio millón de árboles

Más de 800 hectáreas han sido tratadas en los últimos tres años gracias a una inversión municipal que, en estrecha colaboración con las comunidades de montes, supera ya los 2,5 millones de euros. La principal consecuencia del plan Monte Vivo ha sido la plantación de cerca de medio millón de árboles en un total de once parroquias del rural (ver gráfico).

Además de la plantación en sí, el Monte Vivo ha financiado también tratamientos específicos de mejora y cuidado del monte; la habilitación de cortafuegos que ocupan una superficie de 3,18 hectáreas; o la creación de más de 2,5 kilómetros de pistas forestales.

Todo ello, para tratar de prevenir los efectos de los incendios forestales. Este verano del 2011, seco y caluroso, constituirá una auténtica prueba de fuego para comprobar si la fuerte inversión ha merecido la pena.