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Prácticas en el barco más avanzado

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Trescientos alumnos de la Escuela Naval se forman en el buque militar «Juan Carlos I»

06 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El mayor barco de la Marina española, el Juan Carlos I, recaló esta semana en la ría de Pontevedra. Se trata de un buque de proyección estratégica de 230 metros de eslora, construido en los astilleros de Navantia y que fue entregado a la Armada el 30 de septiembre del 2010. Con una inversión de 360 millones de euros por parte del Ministerio de Defensa y diseñado para la acción bélica y la humanitaria, todavía no participó en ninguna misión.

El Juan Carlos I fondeó el pasado lunes en la ría, en las inmediaciones de la isla de Tambo, para realizar diferentes pruebas aprovechando que la Escuela Naval Militar de Marín es utilizada como base logística para las unidades de la Armada y que alberga en sus instalaciones el Centro de Medidas Electromagnéticas de la Defensa (Cemeden). Este papel de la Escuela Naval se reforzó tras la desaparición de la ETEA en Vigo y ahora sus muelles constituyen el único centro logístico de la Armada en la Rías Baixas.

Además de las pruebas técnicas, la visita del Juan Carlos I es una oportunidad de adiestramiento para los alumnos del centro castrense de Marín. Durante seis días, un total de 292 estudiantes distribuidos en varios turnos conocerán los entresijos del buque más grande de la historia de la Armada. Un barco que aúna un portaaviones, un buque de desembarco de tropas y un hospital flotante.

Desde la Escuela Naval se subrayó ayer que se trata de una «valiosa» ocasión para que los alumnos se familiaricen con los procedimientos y la vida a bordo de una de las unidades más modernas de la Armada. También para que pongan en práctica los conocimientos aprendidos en el centro y para que comiencen a acumular experiencia ocupando los principales puestos de las vigilancias de un buque de la flota durante una navegación. Un grupo de estudiantes embarcaron el pasado viernes en Ferrol y arribó a Marín el lunes, mientras que otro se subió ayer por la mañana al barco para pasar la jornada.

Los trabajos técnicos que realizó el Juan Carlos I en su estancia en la ría consistieron en levantar diagramas de radiación de varias antenas radar y comunicaciones, y en verificar los niveles de campo producidos por la radiación de los diferentes emisores del barco para detectar riesgo para la salud humana, combustibles y munición. También se comprobaron las líneas de transmisión de las antenas de HF y se midió la superficie equivalente radar del buque en diferentes configuraciones de ascensores.

Este buque de proyección estratégica, que tiene una longitud equivalente a dos campos de fútbol, puede transportar hasta casi 1.500 efectivos, 46 carros de combate u 88 vehículos de 16 toneladas cada uno. Su diseño polivalente lo hace capaz de lanzar aviones, helicópteros y lanchas de desembarco sobre una playa y operar y atender a dieciocho personas en su hospital.

En su construcción participaron más de cuatro mil personas, pero cuando definitivamente esté operativo solo necesitará 261 efectivos de dotación, algo más que una fragata, una cifra muy baja para el tamaño del buque.

Esta dotación tendrá que gestionar dos barcos en uno. La parte superior del Juan Carlos I es portaaeronaves, mientras que la inferior es un buque anfibio. Según fuentes de la Escuela Naval, arriba tiene capacidad para combinar 30 helicópteros NH-90, 10 Chinook y 19 aviones de combate Harrier. Abajo dispone de 5.200 metros cuadrados de garajes y capacidad para transportar una fuerza similar a la que actualmente opera en Afganistán.

Este buque de proyección estratégica, todo un coloso, aúna por tanto la capacidad para lanzar una operación ofensiva con operaciones humanitarias. Además del hospital, dotado con quirófanos y uci, el barco puede suministrar fluido eléctrico a tierra para una ciudad de 30.000 habitantes. Casi como los que suman los vecinos de Marín.

Entregado hace un año en Ferrol, fue diseñado para la acción bélica y la humanitaria