El intercambio de alumnos y docentes aumenta su proyección internacional
18 nov 2011 . Actualizado a las 17:44 h.Soplan vientos de cambio en la Escuela Naval de Marín. Desde hace un año se viene aplicando la titulación de grado -Ingeniería Mecánica-, y ahora la Armada española quiere intensificar su relación con otras academias. Alumnos y profesores de tres continentes comparten aulas en la institución castrense. Los intercambios suelen ser por períodos cortos, un trimestre normalmente para los estudiantes, mientras que para los profesores puede durar entre los dos y tres años. La estrategia es conseguir una mayor proyección en el exterior y mejorar la coordinación entre Armadas aliadas y países con los que España mantiene buenas relaciones. Un resultado de estos intercambios es una mejor relación entre los oficiales de las distintas flotas, con la ventaja de una mayor eficacia cuando operan en misiones internacionales.
En la entrega de despachos cada 16 de julio, los espectadores están acostumbrados a la presencia de alumnos tailandeses. El país asiático mantiene la tradición del envío de algunas de sus mejores promesas a España para su formación profesional. Este es el enlace internacional más prolongado y uno de los más positivos que la Escuela Naval mantiene más allá de las fronteras peninsulares.
En la actualidad hay dos oficiales desplazados a Marín, uno francés y otro americano, donde se hallan integrados en el cuadro docente e imparten clases a los alumnos de sus respectivos cursos. También hay un proceso de negociación para establecer un intercambio parecido con Canadá. A su vez, profesores españoles han dado seminarios en el exterior.
Sin embargo, donde el intercambio es más fluido es entre el alumnado. Además de cinco tailandeses -uno por curso-, este trimestre complementan su formación en Marín cuatro estadounidenses -otros seis españoles están haciendo lo mismo pero en Annápolis-, y a su vez hay dos alumnos franceses.
Mejora del idioma
Robin Pellerin es uno de los guardiamarinas galos. En Marín está integrado en tercer curso, aunque también asiste a algunas de las asignaturas de cuarto para hacer compatible su plan de estudios durante su estancia en Galicia con el modelo francés. Cree que las relaciones entre Francia y España mejoran con este tipo de intercambios y, dado que en su caso particular su objetivo es trabajar en las Fuerzas Especiales galas, con un énfasis en la transmisión codificada en Latinoamérica, el conocimiento del español es vital.
«En Marín puedo conocer más la cultura española y mejorar mi idioma», recalcó. También ha servido para romper tópicos. Le sorprendió la facilidad para comunicarse con los españoles. «Sois mucho más amistosos y abiertos que los franceses».
A los 16 años, Sarut Puangragsa entró en el Colegio de Defensa para prepararse para cumplir su sueño: ser militar, carrera a la que se siente llamado por vocación. Tras aprobar una multitudinaria oposición -20.000 aspirantes para 500 plazas en el Ejército Tailandés-, logró ser aceptado para estudiar en España.
Enfoque práctico
Puangragsa, a diferencia de sus compañeros, estudiará aquí los cinco años de la formación profesional como oficial de la Armada. Aprendió español en seis meses y, aunque echa de menos a su familia, a los que solo ve una vez al año, se siente bien con el trato recibido por sus compañeros españoles, que lo tratan «como uno más». De Galicia, le encantan la comida, el marisco, la carne, el vino y la cerveza, entre otras cosas.
El enfoque más militar y práctico que la visión humanista en el plan de estudios es lo que más ha sorprendido a Nicholas Demasters, americano, que llegó a Marín en septiembre y seguirá aquí hasta fin de año. Este alumno de cuarto curso señaló que aquí hay más clases de táctica y de navegación que en Annápolis.