Los granates cierran la racha de cinco partidos sin vencer imponiéndose al líder
21 nov 2011 . Actualizado a las 14:07 h.Pontevedra 2: Lorenzo, Bardal, Pablo Ruiz, Pazó, Pablo Suárez, Gonzalo, Sibi, Juancar (David Pérez, min. 56), Carlos Campo (Suso, min.65), Richi (Yago, min. 83), Manu Barreiro.
Vilalbés 0: Ivo, López, Roberto, Borja, Álex, Hugo (Maque, min. 55), Pablo Vivero, Poratti, Vicente (Félix, min. 71), Justino, Dani (Herni, min. 37).
Goles: 1-0 min. 10 Manu Barreiro. 2-0 min. 81 Richi
Árbitro: Suárez Fuentes (A Coruña). Enseñó cartulina amarilla a Gonzalo por el Pontevedra y a Borja y Pablo Viveiro, del Vilalbés.
Incidencias: Unas 2.500 personas asistieron al encuentro en el estadio de Pasarón correspondiente a la décimoquinta jornada de la liga de Tercera División. Partido sin incidencias.
El Pontevedra consiguió ayer ante el líder Racing Villalbés una victoria que devuelve a los granates el crédito perdido en las últimas jornadas como equipo aspirante al ascenso a final de temporada. El equipo de Milo Abelleira salió al campo con una alineación que demostraba la intención de tener más control del balón en el medio campo y sobre todo buscar una mayor profundidad por banda. El técnico granate dejó en el banquillo a Maikel y fuera de la convocatoria a Antonio para darle la alternativa a Juancar, el joven extremo del filial que firmó un gran partido en la banda derecha, y colocar a Carlos Campo en la izquierda.
Los primeros compases del partido estuvieron marcados por el respeto mutuo entre los dos equipos. El Racing Villalbés presionó con mucha intensidad en el inicio a un Pontevedra que intentaba mover el balón con velocidad buscando las bandas. Con este guion, la primera aproximación no llegó hasta el minuto siete, cuando el canterano Juancar conectó de cabeza un balón colgado desde la izquierda, pero no pudo precisar su remate ante la presión de los dos centrales visitantes. Pero el equipo de Charly no tardaría en dar la réplica en una acción marca de la casa. El delantero chairego Dani recibió un pase en profundidad a la espalda de la defensa granate, recortó a Bardal y su disparo cruzado fue atajado sin excesivos problemas por Lorenzo.
Solo un minuto después, llegaría el gol de Manu Barreiro, que cambiaría completamente el desarrollo del encuentro. El delantero granate recibió un balón en la zona de tres cuartos y encaró con decisión a los centrales, disparando desde la frontal del área a la derecha del portero visitante para poner el primer tanto en el marcador. El gol ejerció un efecto balsámico en los jugadores granates, que a partir de ese momento hicieron sus mejores minutos con la confianza que les confirió verse por delante en el marcador por primera vez en las últimas jornadas. Las llegadas por banda se sucedieron, creando mucho peligro a un Racing Villalbés que acusó el golpe de verse por detrás en el marcador. Los granates asediaron la portería visitante en busca de un segundo gol que diese una mayor tranquilidad, creando mucho peligro en acciones a balón parado. Solo la falta de puntería y el larguero, con el que se encontraron sendos remates de Pazó y Sibi, impidieron a los lerezanos llegar al descanso con una ventaja más cómoda.
Tras la reanudación, el Racing Villalbés salió más metido en el partido, intentando demostrar durante los primeros minutos del segundo tiempo por qué es el líder de la categoría. Los chairegos se aproximaron con cierto peligro al área defendida por Lorenzo, aprovechando el paso atrás que dieron los locales en el inicio de la segunda parte, pero la solvencia de los centrales granates evitó que los visitantes dispusieran de ocasiones claras. Con el paso de los minutos, los hombres de Milo Abelleira se hicieron de nuevo con el control del partido, creando peligro al contragolpe aprovechando los espacios que dejaba atrás el Racing Villalbés.
Así llegaría el definitivo dos a cero, en una jugada mal defendida por la defensa visitante, en la que Manu Barreiro colgó un balón desde la derecha rematado a bocajarro por Richi. Con este gol, a menos de diez minutos para el final, el Pontevedra cerró un partido vital para recuperar la confianza necesaria para luchar por el ascenso.