La Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas resolvió ayer el expediente de contratación del proyecto de construcción de las 40 viviendas de promoción pública que se construirán en el solar situado junto a la Biblioteca Ánxel Casal. Finalmente serán Alberto Noguerol y Pilar Díez los arquitectos encargados de materializar este proyecto. A este concurso, convocado a finales del 2008, se presentaron ocho arquitectos, según había anunciado en enero del 2009 el equipo de la anterior conselleira de Vivenda, Teresa Táboas.
En la elección de la propuesta de Noguerol se valoró, según fuentes de la actual consellería, «o elegante xeito en que a proposta resolve o encontro coas edificacións tradicionais da Costa Nova mediante a construcción dunha peza de edificación que, respectando a escala das edificacións existentes, remata a mazá aberta que estas conforman». También se tuvo en cuenta la distribución de las viviendas, que «garante unha óptima funcionalidade das mesmas independizando as zonas de servizo da zona de estar e permitindo o uso alternativo dos espazos principais mediante a posibilidade de integración do dormitorio no ámbito da estancia principal».
El presupuesto estimado de construcción para las cuarenta viviendas es de 2,6 millones de euros. El inmueble se distribuirá en nueve pisos de dos dormitorios, con una superficie de entre 60 y 65 metros cuadrados; y 31 pisos de un dormitorio de alrededor de 50 metros cuadrados. Una vez seleccionado el arquitecto, según lo anunciado en su día, se abre un plazo de dos meses para presentar el proyecto definitivo ya visado. Aún habrá que adjudicar las obras.
Todo empezó en el 2003
El proyecto de Xoán XXIII comenzó en el 2003, en la última legislatura de Manuel Fraga. Por aquel entonces se adquirió el compromiso de que los pisos de Xoán XXIII serían destinados exclusivamente a menores de 35 años y que, para evitar la especulación dada la ubicación tan apetitosa, serían entregados en régimen de alquiler sin opción de compra. Pero casi no se dieron pasos para materializar la idea.
Ya con el nuevo Gobierno, el bipartito mantuvo el espíritu del proyecto y confirmó el destino de las viviendas públicas. Anunció la convocatoria de un concurso de ideas, con el fin de que el proyecto fuera redactado por un arquitecto de renombre, dadas las características del enclave. Inicialmente se presentaron veinte arquitectos y fueron seleccionados cinco, que presentaron sus proyectos. Pese a tratarse de firmas de primera línea, la consellería dejó el concurso desierto al considerar que ninguno de los proyectos presentados finalmente cumplían con las expectativas creadas por los políticos.
Ante semejante contratiempo, se repitió suerte y se convocó en noviembre del 2008 un segundo concurso, pero esta vez con carácter urgente. Tal fue la urgencia, que los arquitectos solo disponían de cinco días para presentar sus anteproyectos. Se presentaron ocho.