Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

«La mitad de los profesores de Santiago no saben utilizar la voz»

SANTIAGO

La primera alcaldesa de la historia de la ciudad, y la primera foniatra de la sanidad pública gallega, lamenta que Bugallo no haya educado su habla tras operarse

13 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Clotilde Rodríguez Martul nació en Buenos Aires, en el seno de una familia emigrada, vino a Chantada a los 18 años y recaló en Compostela, en una residencia de franciscanas, para estudiar Medicina lejos de la rigidez de su padre. En su época de estudiante no perdonaba a diario el cruasán de la Mora. A la residencia venían chicos a cantar serenatas, con la oposición de las monjas. «Pero yo tenía mis trucos y conquistaba a las monjitas. Siempre fui una chica de éxito». Sí, señor, con la falda almidoná... sonría descará. El caso es que tenía un novio que se colaba en el centro entre muchas vistas gordas. Y meditaba con una novela camuflada en los ejercicios espirituales. Alguna le va a reñir aún hoy por saberlo: «No me inquieta. Han fallecido todas».

Se hizo pediatra, y alguien le sugirió una idea que le cambió la vida. Se fue a Barcelona a especializarse en trastornos del lenguaje con el profesor Perelló, y a la vuelta consiguió apoyos para montar el primer servicio hospitalario de foniatría de Galicia, con un amplio abanico de patologías vinculadas a la voz, el lenguaje y el habla: «Empecé sola. Hacía todo sola. Nadie tenía conocimientos de estos». Fue pionera en Galicia y aún hoy se queja de que el departamento no está potenciado como se debiera. «Debe de ser que en el Clínico hay otras prioridades». La ironía se corta con un cuchillo.

Por la consulta de Clotilde han pasado profesores, cantantes, telefonistas, tenderos, ... todos los que utilizan mucho la voz en sus profesiones. Sobre todo, los docentes, los más asiduos visitantes del Clínico. «Hay muchos profesores que utilizan mal la voz y fuerzan las cuerdas vocales. En Santiago en torno a un 50% hablan mal». También hay bastantes pacientes relacionados con las discotecas y las movidas juveniles. «Sobre todo, chicas. En lugar de hablar, todas gritan». Y algún alcalde: «Bugallo tenía un problema con la voz, y no venía a educarla porque no tenía tiempo. Se tuvo que operar de un pólipo de voz. La operación fue buena, pero no debió hacer bien la educación, porque de nuevo tiene la voz mal».

Con Carril

Un día de 1987 la política golpeó sonoramente a la puerta. La abrió y, supliendo en el verano a Xerardo Estévez, se convirtió en la primera alcaldesa de la historia de Santiago. «Me resultaba curioso cuando venía Carril, se cuadraba y me decía: A sus órdenes, sin ninguna novedad». Recuerda que ordenó parar una tala de árboles centenarios en la Selva Negra autorizada por el conselleiro Romay Beccaría.

Clotilde puso en marcha la concejalía da Muller. «Las asociaciones de mujeres me apoyaban todas. Y también colectivos de monjitas, viudas, prostitutas y las feministas más radicales. Radicales, pero magníficas». Asimismo montó la Casa de Acollida e instauró el premio Xohana Torres: «No había nada de nada en el área de la mujer, y muy pocos recursos». En uno de los Días da Muller se le ocurrió hacer una mesa redonda solo con hombres para hablar de las mujeres. ¿Y no se levantó nadie en armas en aquella época? «Bueno, sí. Muchas mujeres me pusieron a parir, pero el acto estuvo muy bien, me gustó mucho».

Fue una época en que la ciudad pegó una transformación impresionante, rememora Martul. Y se entristece un poco: «La ciudad no se lo agradeció como debía a Estévez». Aunque de inmediato aclara que el ex alcalde también tenía sus cosas: «Era rígido en materia de urbanismo y construcción y por ahí se agrandaron Teo y Ames». Por contra, agrega, Santiago ganó en conservación y rehabilitación.