Recién nombrado responsable en Compostela de la oenegé, defiende desde su ideología cristiana «que el ser humano sea libre, y si depende de mí, ya no es libre»
26 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.José Anuncio Mouriño Raño fue nombrado recientemente director de Cáritas Diocesana de Santiago, a la que ya estuvo vinculado hace algunos años cuando se ocupó de la animación comunitaria y voluntariado y de la emigración. Tras su paso por la Diocesana, Anuncio Mouriño regresó a la parroquia de Santa Baia de Arealonga, en Vilagarcía, en donde ha estado los últimos cinco años. «Allí tenía un contacto directo con la gente dos días a la semana de atención directa, y los domingos que me tocaba estaba en la cocina del comedor social».
-Su regreso a Cáritas Diocesana, le supondrá un alivio. ¿Tendrá menos lío?
-Siempre hay problemas y seguro que aquí también habrá alguno. Pero a mi me gusta la atención directa, me encuentro cómodo cuando puedo ayudar a la gente. Cuando estuve aquí perdí ese contacto y ahora, si es posible, no lo quiero volver a perder, así que intentaré hacer compatible las dos cosas.
-¿El contacto directo quema a los trabajadores de entidades sociales?
-Pero es gratificante. Es cierto que la veteranía cuenta y depende de cómo te vas curtiendo. Siempre les digo a los voluntarios que fracasos van a tener muchos, pero hay que saber que la gente con la que trabajamos va muy lenta, no podemos apurarlos. No podemos pedirles que vayan a nuestro ritmo, nosotros tenemos que coger el ritmo de ellos. A mí, personalmente, la parroquia me hace feliz.
-Los expertos consideran fundamental la confianza entre el que presta y recibe la ayuda para conseguir avances.
-La confianza es fundamental, pero sin generar dependencia. Desde mi ideología cristiana defiendo que seamos libres, tengo que hacer que ellos sean libres; si dependen de mí ya no son libres. Lucho por la libertad del ser humano, para que se dignifique, para que tenga autoestima, tengo que luchar para que no sean dependientes.
-Viene de la cantera, ¿qué le aportará a Cáritas Diocesana?
-Tengo la ventaja de conocer la institución desde la base hasta arriba. Ahora seré el responsable de 1.100 voluntarios y 123 técnicos. Hay algunos programas que no conozco, pero tengo un dominio general del terreno. Ahora depende de mí que tengamos comunidades vivas y alegres.
-¿Habrá grandes cambios, una revolución?
-Ni mucho menos. Voy a hacer un símil con el Camino. Solo hay un camino, sabemos de donde partimos y sabemos a dónde queremos llegar. Lo único que se puede hacer es mover unas flechas para esquivar una cuesta, pero el camino es el mismo. Todos somos gente de Cáritas con experiencia y como militantes de base dejaremos nuestra huella, nuestra forma de hacer las cosas. Quiero comunidades alegres, la tristeza ya la trae la gente que viene a pedir ayuda. Hay que motivar a la gente, hay que sonreír más. Quiero comunidades vivas y acogedoras.
-¿Dejará entrar aire fresco?
-Mi reto es que seamos un fiel reflejo del evangelio. Quiero hacer el evangelio creíble, por medio de nuestro servicio se puede conseguir que la Iglesia sea creíble. Hay algo que me amarra aquí, mis anclajes son sólidos. Yo soy seguidor del cristianismo, soy católico, pero realmente me considero cristiano.
-¿Últimamente parece que hay menos católicos?
-Se nos marca mucho, pero si la Iglesia católica hiciese ahora mismo un cierre, se produciría un crack nacional y social. Piense en lo que hacemos las instituciones de la Iglesia católica: además de Cáritas, Manos Unidas es Iglesia; la Hijas de la Caridad, con el comedor, son Iglesia; el Hogar de San Francisco es Iglesia; el Proyecto Hombre y el Cottolengo son Iglesia...
-Necesitan más márketing.
-Posiblemente, pero no olvide que hablar mal de la Iglesia es hablar mal de Cáritas. Si queremos hacer una Iglesia creíble, nosotros tenemos que convencer a los que hablan mal de la Iglesia católica y hacerlo por medio de nuestras obras. Cáritas existe porque la Iglesia quiere.
-Cáritas tiene buena prensa.
-Ya lo creo, no se puede destruir esa credibilidad, hay que mejorarla. La célula principal es la parroquia, ahí está el contacto directo con el problema.