La jornada de ayer fue muy dura para los servicios de extinción de incendios de la Xunta de Galicia. Desde el primer fuego, del que se tiene constancia, a las 7.30 horas de la mañana en la parroquia compostelana de Bar de Abaixo hasta pasadas las nueve de la noche en Oroso, las brigadas no tuvieron un momento de respiro. El de Bar de Abaixo fue en una zona próxima al ocurrido el viernes.
La situación se fue complicando a lo largo de la jornada. Tanto que los vecinos del lugar de Nijoy, en la parroquia de Calvente (Oroso), tuvieron que esperar casi dos horas hasta que las brigadas llegaron al lugar para apagar el fuego que se inició a las seis de la tarde. Una vez allí, fuentes vecinales aseguran que los bomberos les dijeron que fue imposible atender antes el aviso, al estar desbordados por el elevado número de incendios registrados y el escaso número de efectivos disponibles. Según estas fuentes, las brigadas están formadas por el personal fijo y aún no se han contratado los servicios de refuerzo para la temporada previsiblemente fuerte de incendios forestales. En este fuego, los vecinos vieron como las llamas se acercaban peligrosamente a cincuenta metros de sus casas. El incendio quedó controlado casi a las nueve de la noche.
En la tarde de ayer, además del fuego de Oroso, se registraron incendios en Teo, Vedra y Trazo. En Teo, los focos estuvieron en Calo, donde las llamas llegaron a unos 500 metros del campo de la fiesta de Calo. Otro foco se registró en Vilar de Calo. El fuego de Cacheiras, que amenazó varias casas durante toda la tarde del viernes, quedó controlado a las once de la noche y extinguido a las 6 de la mañana de ayer. En la parroquia de Trobe, en Vedra, y en Trazo se registraron otros fuegos.
En Rebordaos, por barbacoa
La mala suerte y la gran cantidad de maleza acumulada en todo el entorno de la vivienda se unieron para que lo que iba a ser una barbacoa tranquila se convirtiera en un gran susto. Era alrededor de la una de la tarde cuando un vecino de Rebordaos (Santiago) comenzó a preparar el fuego para asar la carne. No se explica cómo, pero de repente empezó a arder la finca contigua a su casa. No fue en la zona del supuesto perímetro de seguridad, sino unos metros más allá. El fuego corrió como la pólvora alimentada por la gran cantidad de vegetación seca que ocupa toda la finca situada detrás de la casa.
La rápida actuación de los vecinos del inmueble hizo que las llamas se mantuvieran a raya, hasta que llegaron los bomberos de Santiago y dominaron el fuego en pocos minutos. A las dos y media, todo había quedado en un gran susto, pero los residentes en el inmueble temían que las altas temperaturas volvieran a avivar un fuego del que aún salía algo de humo. Lo que tenían claro es que, ayer mismo por la tarde, limpiarían todo el entorno exterior de la casa aunque no fuera de su propiedad.