Los cambios pretenden aumentar el nivel de contratación, pero pueden tener el efecto contrario
28 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.«Tímida», «insuficiente», incluso «perversa», son los calificativos que se desprenden de las empleadas del hogar ante la reforma que el Gobierno plantea para este colectivo que aglutina en Galicia a cerca de cien mil personas, de las que el 80% se encuentran en situación irregular. Precisamente ese es el objetivo declarado del Ministerio de Trabajo con esta reforma que aún está pendiente de negociación con los sindicatos y patronal: aumentar el nivel de contratación y dar más garantías a las dos partes. Pero, de momento, al menos en lo tocante a las trabajadoras, las impresiones no son muy buenas.
Algunos cambios planteados en esta reforma del reglamento especial de la Seguridad Social por el que se rige el sector, pretenden incrementar la cobertura social para las trabajadoras, mejorando la percepción de prestaciones ante las bajas comunes o por accidente laboral. Esta mayor cobertura encarecerá ligeramente el coste de los contratos para el empleador: «Así que pode darse o efecto perverso de que, ao ser más caro, o empregador opte por non facer contrato», interpreta una portavoz de la asociación Xiara, la única que en Galicia agrupa a empleadas de hogar.
Dar el paso
En general, los sindicatos que han accedido al borrador valoran las mejoras, pero consideran que son pocas y que su aplicación será demasiado lenta, ya que el desarrollo está previsto en ocho años. UGT cree que el Gobierno debería dar el paso de acabar con el obsoleto reglamento especial por el que se rige el sector para incluir a estas trabajadoras en el régimen general: «É o que demanda o sector e o máis xusto. Non ten sentido que noutros traballos se fagan contratos a tempo parcial e, neste caso, haxa que rexirse por unhas normas que raian o constitucional. Especialmente cando se trata dun sector formado case en exclusiva por mulleres. Trátase dunha discriminación inexplicable», razona Carmen Brea, responsable gallega de UGT del área de la mujer.
En la CIG, ni siquiera conocen el borrador, ya que el Gobierno sólo lo ha sometido a UGT, CC.?OO. y la CEOE : «Non podemos expresar unha postura oficial -apunta Carme López, del sindicato nacionalista-, pero sería razoable que acabaran co réxime especial e todo o colectivo pasara ao réxime xeral da Seguridade Social».
El principal problema que expresan las trabajadoras es que, el sector sigue a expensas de la voluntad de los empleadores ya que la Inspección de Trabajo, en estos casos, prácticamente es inexistente: «Os centros de traballo son, maioritariamente, os domicilios -explica Teresa Vilaseco de la asociación Xiara-, onde nunca veremos un inspector».
Las trabajadoras entienden también que la reforma laboral que se avecina deja la puerta abierta a las empresas de trabajo temporal como agentes que podrían ejercer una labor reguladora en el sector: «Eso si que podería encarecer o servicio, porque é outro intermediario que ten que sacar un beneficio», señala la portavoz de la CIG.
Latinización
El sector de las empleadas de hogar en Galicia ha variado su perfil en los últimos años, con la presencia masiva de inmigrantes, en buena medida latinoamericanas, hasta copar entre el 60% y el 70% del mercado, según estimaciones de un gremio donde la dimensión del empleo sumergido hace imposible disponer de cálculos fiables.
La afluencia de trabajadores sin papeles ha contribuido a deteriorar las condiciones de trabajo y a la incidencia de abusos que en su mayor parte no se denuncian precisamente por la condición irregular de residencia de quienes los sufren.