El plato del día se apunta al alza y ya cuesta en Galicia unos 200 euros anuales más que en el 2007

Guillermo Pardo

A CORUÑA CIUDAD

13 mar 2008 . Actualizado a las 09:43 h.

Miles de trabajadores gallegos que comen diariamente fuera de casa tienen que pagar este año alrededor de 200 euros anuales más que el pasado por el económico menú del día, que muchos restaurantes y casas de comidas han subido en porcentajes variables, pero que en moneda suponen, por término medio, entre 50 céntimos y un euro. Es la aplicación real de las cifras macroeconómicas tan habituales en los foros de discusión económica y política.

Pese a que en muchos establecimientos no han decidido todavía qué subida aplicarán, se observa que el alza es prácticamente generalizada, aunque más notoria en las principales ciudades. En Santiago y A Coruña un menú con dos platos, pan, postre y bebida puede costar diez euros, cantidad que en poblaciones como Vilagarcía o Lalín bajaría a 8,50 por término medio.

Con todo, la variedad de precios es considerable y lo que en el centro urbano puede superar incluso esos diez euros, en barrios como el coruñés de Agra del Orzán es posible encontrarlo por 7,50, caso más infrecuente pero similar a lo que se pagaba el año pasado en A Estrada por un menú tipo sin postre.

Sin copas ni chupitos

Con café o sin café, con postre o sin él, el socorrido plato del día ha empezado a convertirse en artículo de lujo para muchas familias, como testimonia Carlos Lorenzo, representante salmantino de bisutería: «Mi mujer trabaja y come también fuera de casa, de modo que entre los dos nos gastamos unos 22.000 euros al año en platos combinados. Ya no salimos de copas, claro». Ni, como otros muchos trabajadores, se permiten la alegría de un chupito después de comer, porque entonces habría que sumar dos euros más a la factura.

Conscientes del valor de un euro, los propietarios de muchos restaurantes y casas de comidas ofrecen a los clientes la opción de menú con o sin café o postre, recurso que no cae en saco roto: «A min o postre dame igual -afirma el camionero lucense Serafín García-, porque así ao cabo do mes teño para comer outros dous días».

Cada cual echa sus cuentas y cuadrarlas a base de calidad y esmero no siempre resulta fácil si se apuesta por la fidelidad. Lo tiene muy claro Juan Carlos Fernández, propietario de Parrillada Juan, ubicada en pleno centro del polígono lucense de O Ceao: «Debería subir o prezo do menú a nove euros para afrontar as subidas de outros artículos, pero vou aguantar un pouco. ¿A calidade? Non podo baixala. Quedaríame sen clientes», afirma después de señalar que en su negocio se sirven entre 150 y 220 menús diarios.

Alternativas

Calidad, variedad y fidelidad son conceptos relativos que los hosteleros se esfuerzan por hacer tangibles, perceptibles a ojos y gustos del cliente.

No son infrecuentes, por ejemplo, establecimientos donde se ofrecen dos menús alternativos, uno por el precio habitual y otro a dos euros más, y de ahí para arriba. Son ofertas de locales como el Mesón A Roda, en la coruñesa calle Troncoso, donde por ocho euros se puede comer caldo y carne asada, con pan y media botella de vino, pero con opción de postre o café. El segundo menú de este local cambia la carne por la merluza a la romana, pero entonces la tarifa sube a 11,50 euros. Postre y café son también, excluyentes, opción habitual en muchas cartas.