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El cambio climático aumentará el riesgo de cáncer de piel en Galicia

SOCIEDAD

La incidencia de la lesión cutánea más mortífera se ha triplicado en las dos últimas décadas

25 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Es prácticamente inevitable. Un anciano que sobrepase los 80 años acabará sufriendo, si no lo ha padecido ya con anterioridad, un tumor cutáneo. La piel tiene memoria y los largos años de exposición al sol sin las debidas precauciones acaban pasando factura, solo que la deuda con la salud no supondrá probablemente ningún tipo de sentencia, ya que la mayoría de este tipo de cánceres, el carcinoma basocelular y el espinocelular o epidermoide, son superables y, en el primer caso, la tasa de supervivencia es casi absoluta con una intervención quirúrgica o incluso con un tratamiento menor.

No ocurre lo mismo, sin embargo, con la tercera pata de los cánceres de piel, el melanoma, que acabará padeciendo a lo largo de su vida una de cada 65 personas que nazcan hoy mismo en el mundo. Una quemadura en la infancia puede acarrear una condena a largo plazo, ya que el daño no se manifiesta hasta dentro de 20, 30 o incluso 40 años, pero que resulta definitiva si no se detecta a tiempo. Hoy por hoy, si la lesión ha sufrido una metástasis, es incurable.

Crecimiento exponencial

El melanoma apenas supone el 5% de los cánceres de piel, pero es el más mortífero y su crecimiento ha sido exponencial por el culto al sol de los últimos años. En España, pese a que no existe un registro completo que revele la verdadera magnitud del problema, se estima que su incidencia se ha triplicado en las dos últimas décadas.

«Ha tenido un crecimiento enorme en los últimos años. Cada día diagnosticamos y operamos más tumores de melanoma, aunque es cierto que no observamos que la mortalidad sea más alta», revela Hugo Vázquez, jefe de dermatología del Hospital Clínico Universitario de Santiago y secretario general de la Asociación Española de Dermatología y Veneorología.

Sin embargo, los casos que se detectan en la actualidad pueden ser tan solo la punta del iceberg de lo que se espera en relación a los próximos años, en especial, sobre todo porque empezarán a pagarse las quemaduras del pasado que, con el tiempo, acaban derivando en melanomas. Así al menos lo cree José Manuel Carrascosa, responsable del grupo españolo de Fotobiología. «Solo estamos empezando y lo peor, probablemente, esté aún por llegar y el culto al sol de los últimos años no se empiece a pagar hasta dentro de una, dos o tres décadas. En las próximas décadas sabremos la magnitud del problema», apunta.

Este experto añade también un nuevo riesgo: el cambio climático, que traerá olas más pronunciadas de calor y un mayor aumento de la actividad solar, como ya se está observando, en meses en los que se tiende a bajar la protección, como octubre, diciembre o febrero. Galicia, debido especialmente al fenotipo mayoritario de los gallegos, de piel clara y rosada, puede ser aún más vulnerable a estos efectos. «La mayor parte de los gallegos pueden decirse que corresponden con un fototipo de tipo II, con lo que probablemente los tumores de piel pasen a tener una incidencia importante», explica Carrascosa.

De momento, y a falta de un registro de este tipo de tumores, un repaso a las áreas sanitarias indica que en Galicia se detectan al año en torno a 300 nuevos casos de melanoma. El estudio más completo que se ha hecho, en el que se comparaban datos de A Coruña, Madrid, Málaga y Barcelona, indica que la tasa de prevalencia en A Coruña es de 8,5 casos por 100.000 habitantes, más que en Málaga y Madrid.