«De alguna manera, en neurociencia cognitiva se está volviendo a inventar la rueda por no habernos fijado antes en lo que hacían los magos», asegura de forma tajante la investigadora Susana Martínez-Conde, quien lamenta profundamente que científicos e ilusionistas se hubiesen dado la espalda históricamente cuando esta relación podría ser muy beneficiosa, como ya se ha empezado a comprobar en una comunicación que continuará en el futuro. «Lo que haremos ahora -explica desde su centro en Tejas- es verificar si esta intuición es correcta y ver qué es lo que nos puede decir sobre el funcionamiento del cerebro. Tenemos que demostrar las teorías que hemos planteado». Pese a su formación científica, Susana Martínez-Conde admite: «Los investigadores tenemos mucho que aprender de los magos, que tienen una intuición mucho más sofisticada. Y si este diálogo se hubiera establecido hace ya tiempo, la investigación sobre la atención visual habría avanzado mucho más de lo que ha hecho hasta ahora».