Profesor de la universidad francesa Louis Pasteur, critica que se hable desde el dogma de temas tan trascendentes para la ciencia como la investigación con células madre
29 may 2009 . Actualizado a las 09:45 h.El programa ConCiencia de divulgación científica, que organizan el Consorcio de Santiago y la Universidade compostelana, abrió ayer su cuarta edición con un conferenciante de lujo, el Nobel de Química del 1987 Jean-Marie Lehn.
-Casi se decanta por la Filosofía, pero acabó en la Química. ¿Guardan similitudes?
-Quería ir a la universidad a estudiar Filosofía, y en Francia cuado quieres hacer estos estudios debes tener por lo menos un examen en ciencia, por lo que tienes las dos puertas abiertas. La Filosofía tiene que ver con el conocimiento, y esa es mi principal ansia. Eso explica también por qué cambié. En Filosofía puedes afrontar problemas muy graves, pero no comprobarlos. En ciencias tienes que ser más modesto, pero compruebas.
-¿Es de los que buscan respuestas?
-Los filósofos también las buscan, todo el mundo busca respuestas, pero es muy difícil saber si son correctas o no.
-¿Para un Nobel es complicado encontrar financiación?
-Quizás es más fácil, pero debes presentar el proyecto y que sea evaluado. En ciencia siempre estás sometido a la evaluación rigurosa, y eso es bueno. Hay que trabajar duro y tener buenas ideas. Aunque tengas un Nobel, si no son buenas, no deben ser financiadas.
-¿La crisis económica afectará a la investigación?
-Quiero dejar claro que estamos en crisis, pero no durmiendo debajo de un puente. La gente está asustada por el bombazo mediático. Por supuesto que hay un problema, no hay duda, pero es interesante, ya que esta situación hará reflexionar a la gente y ser conscientes de lo que tenemos.
-¿Qué aplicaciones prácticas tienen sus investigaciones sobre química supramolecular?
-Las moléculas interaccionan en los organismos unas con otras de una manera muy específica. Hay unas células llamadas asesinas, que están buscando células malas, como las del cáncer, para destruirlas. La cuestión es cómo saben cuáles son las que tienen que matar. Estas células están hechas de moléculas que se hallan en la periferia. Precisamente la asesina, al posarse en la de cáncer, sabe que es la mala, y si todo encaja se destruyen. La clave es el reconocimiento de las moléculas que están por fuera para encontrarlas. Cuando vas a hacer un medicamento, quieres buscar una molécula que sea la llave apropiada para una determinada cerradura. Cuando tomas la medicina, quieres que interactúe con el objetivo concreto.
-Muchos avances como la investigación con células madre generan críticas. ¿La sociedad rechaza lo que desconoce?
-La gente habla desde el desconocimiento, porque las células madre son uno de los principales avances que está habiendo en ciencia. La gente se opone desde el dogma, y el tema de las células madre es uno de los tópicos. A principios del siglo XX, Spemann descubrió que cuando se empiezan a desarrollar los huevos de un anfibio, una parte se convierte en corazón, otra en columna... En ese estado, puedes coger esa célula y ponerla en el otro lado del huevo, y el animal tendrá dos corazones. Al principio las células son pluripotentes, pueden ser cualquier cosa, y luego se especializan. Las células de la piel no son del corazón, de la piel no puedes hacer un corazón. Pero las células de tu piel contienen toda la información para hacer un corazón. El gran reto es saber cómo desprogramarlas para que la célula de tu piel, que no podía hacer un corazón, pueda hacerlo, y en el 2006 Yamanaka descubrió que se podían desprogramar.
-¿Entonces el científico tiene la obligación de salir a la opinión pública para luchar contra el dogmatismo?
-Absolutamente. La gente tiene miedo cuando no sabe, pero cuando hay conocimiento no hay marcha atrás.