El adolescente rechaza aguardar hasta que sea mayor de edad para operarse
14 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Un adolescente de Cataluña espera desde hace un año que la Justicia le permita tratar su condición de transexual. El tiempo que ha transcurrido hasta ahora parece largo, pero sería un atajo comparado con los dos años más que el chico tendrá que aguardar hasta que cumpla 18 años y pueda someterse a una operación de cambio de sexo sin necesitar autorización judicial.
Si el juez de Barcelona encargado del caso decide en favor del chico, su cirugía de reasignación sexual será la primera promovida en España en una persona menor de edad, y una de las pocas en todo el mundo. Según Iván Mañero, el cirujano plástico que trata al joven desde hace un año y medio, una vez que su condición fue detectada, no es raro que un adolescente ya esté consciente y listo para cambiar sus órganos genitales y hacer que su cuerpo actúe como manda su mente.
Lo que diferencia a este chico de los otros es su inconformidad. «Tuve pacientes que cumplieron 18 años y 24 horas después estaban en el quirófano, pero esta familia no se ha conformado con esta ley, y ha iniciado una batalla en solitario que me parece muy loable y puede abrir un nuevo camino», explica Mañero, que también es jefe de la unidad de trastornos de género del Hospital Clínico de Barcelona.
El médico afirma que la Ley de Identidad de Género está desfasada, ya que la media de edad de quienes quieren redefinir su sexo es cada vez más baja. Hace un decenio la mayor parte de las personas que buscaban la cirugía tenían cerca de 45 años, porque durante toda su vida tuvieron que reprimir su condición ante el rechazo social. Ahora el debate sobre este tema es más abierto y uno no necesita esperar hasta la madurez para resolver su problema de identidad. Las familias también se adaptan gradualmente al nuevo espacio público que ocupa la diversidad sexual. Los padres del adolescente que espera el fallo judicial no son distintos.
«Son absolutamente normales, la familia que todos tenemos», describe Mañero, que añade que, cuando notaron que su hijo se desarrollaba emocionalmente de manera distinta, lo llevaron a profesionales que detectaron su transexualidad. Desde entonces, el chico está bajo tratamiento hormonal y psicológico, pero no pretende esperar para poder establecer la armonía entre qué siente por dentro y cómo es por fuera.
La transexualidad es una enfermedad mental, según la OMS, aunque los movimientos de transexuales y transgéneros rechazan la idea de que sean discapacitados. Además de la autoridad judicial, estos activistas también piden que se retire la obligación de autorización médica para que puedan decidir acerca de sus cuerpos o cuál quieren que sean sus nombres.