La muestra destaca por su contenido didáctico a la hora de ofrecer una visión de su vida y obra
03 dic 2009 . Actualizado a las 12:23 h.La tortuga Harriet dará desde hoy la bienvenida a los visitantes del Planetario de A Coruña. El quelonio más famoso del mundo desde que un joven Charles Darwin lo recogiese en las Galápagos en 1830 no solo sobrevivió a su descubridor, sino que también se convirtió en el único testigo vivo del inicio y el triunfo de la teoría de la evolución, hasta que le llegó la muerte en un zoo de Australia en el 2006. Y Harriet también es una metáfora de lo que ofrece la exposición O asombro de Mister Darwin : un recorrido ameno, didáctico y sorprendente por la vida y la obra del naturalista inglés que cambió la forma de comprender el mundo.
La muestra, que se inaugura esta tarde organizada por los Museos Científicos Coruñeses, es la mayor exposición sobre Darwin diseñada en España dentro de los actos de conmemoración dedicados al científico inglés. «É a máis importante, porque aínda que hai outras moi boas en Granada e Madrid, o que fixeron foi traelas de Nova York ou Londres, e nesta a idea, o guión e a produción é exclusivamente nosa», constata Xosé Antón Fraga, director de los museos.
Nada más acceder a la sala, el visitante se encontrará con un enorme busto de Darwin con gesto reflexivo leyendo una carta. Es el estupor que muestra ante la misiva que le envió Alfred Russel Wallace comunicándole un trabajo que preparaba el inglés. Y el asombro, como símbolo de curiosidad y sorpresa por un mundo por descubrir, es el hilo conductor de la exposición. Una prueba es la primera de las once unidades de que se compone la actividad y que refleja la pasión de Darwin por el coleccionismo. Fue, de hecho, su curiosidad lo que le abrió las puertas del conocimiento. Y en este apartado empieza también uno de los numerosos guiños que se ofrecen al espectador: una vitrina en la que, aparte de las convencionales colecciones de escarabajos, se ofrecen otras de discos de vinilo, de gormitis o de cartas de Pokemon. Es el símbolo de la curiosidad como camino hacia el aprendizaje.
Otro ejemplo se ofrece en la unidad A mensaxe dos fósiles , en la que se muestran especies relacionadas evolutivamente (un lagarto, un dinosaurio y una gallina), fósiles vivientes y una colección de velociraptores de juguete. Frente a esta colección se presenta una columna estratigráfica con varias capas de sedimentos entre los que aparecen enterrados diferentes modelos de teléfonos. Es la huella que permitiría a generaciones futuras analizar la evolución de los teléfonos si no se guardase ningún testimonio, lo mismo que hizo Darwin con los fósiles para descubrir que las especies no eran inmutables, sino que fueron evolucionando a partir de unos antepasados.
Un módulo que cobra un gran protagonismo es el dedicado al viaje del Beagle , la travesía de cinco años en la que Darwin gestó, aunque cuando llegó a tierra aún no la pudo demostrar, su teoría de la evolución. Fue la experiencia más importante de su vida. En esta área se encuentra un globo terráqueo a gran escala en el que los visitantes pueden observar el recorrido que el científico realizó en el barco alrededor del mundo. Además, un ordenador permite al espectador detenerse en algunas de las escalas y descubrir las experiencias y actividades que Darwin vivió en su viaje.
La exposición ofrece en once unidades un recorrido sobre los aspectos que marcaron la vida del genial naturalista: los sinsones y los pinzones cuyo estudio de las diferencias en los picos fue clave en su trabajo; la selección artificial y la natural. Otro módulo ofrece ejemplos en bacterias de cómo la evolución actúa constantemente. Es uno de los grandes logros de la muestra: una adecuada selección de los dibujos y los textos, precisos y didácticos, que ofrecen al visitante un perfecto conocimiento de la trayectoria vital de Darwin. Una clase magistral que también puede seguirse en www.misterdarwin.eu.