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Los centros de día, infrautilizados

SOCIEDAD

Las empresas privadas siguen teniendo plazas libres concertadas a disposición de la Xunta, mientras que los centros públicos están saturados y tienen listas de espera

19 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El espíritu de la ley de dependencia da a los centros de día un papel central en el bienestar de la sociedad. El objetivo es que el dependiente disponga de atención profesional sin dejar de estar en su entorno familiar, a la vez que a sus descendientes -el supuesto más habitual- el cuidado de esa persona no les impida realizar su vida normal. Por eso, los centros de día y los cuidadores nocturnos son dos armas de primer orden, pero la falta de dinero hace que este servicio apenas se ofrezca.

Los usuarios de la ley pueden pedir una plaza en un centro de día, y tanto puede ser público como privado. Normalmente, los primeros están llenos e incluso tienen lista de espera, y suelen costar 180 euros al mes para el contribuyente con recursos. Si en el entorno del afectado no hay centros públicos disponibles -hay que tener en cuenta que muchos se han construido en lugares poco accesibles y habitados- lo ideal sería remitirlo a un centro privado. Entonces, la Xunta pagaría a la familia por medio de la llamada libranza al servicio y que, en este caso, supone el pago de 850 euros mensuales por la atención.

La Xunta del bipartito era muy reacia a seguir este camino, por el coste y porque reforzaba los servicios sociales privados. Así, además de la construcción de nuevos centros públicos, Vicepresidencia priorizaba la libranza del cuidador informal -el sueldo a un familiar- antes que el uso de centros de día.

Las empresas del sector se vieron tan agobiadas que formaron una agrupación, Acediga, para defender sus intereses. Su portavoz, Eva Limés, ha explicado que ahora con la nueva Xunta las cosas cambian, aunque todavía se sienten infrautilizados.

Solo 20 «libranzas»

Entre las cosas buenas que destaca Limés del nuevo equipo autonómico está la receptividad -«ahora sientes que te escuchan»- y la puntualidad en el pago. Pero, sobre todo, lo que más valora es que poco a poco se estén aceptando libranzas al servicio, aunque las tramitadas el año pasado son tan pocas -unas veinte calculan los de Acediga- que solo puede hablarse de intenciones.

Desde Acediga están a la expectativa, porque casi todos los centros privados tienen plazas vacías que están comprometidas con la Administración y que, por tanto, no las pueden ocupar aunque saben que nadie dispondrá de ellas. Ese es, según afirma Eva Limés, uno de los grandes problemas que tienen. Con la anterior ley, los centros de día reservaban un porcentaje de plazas para que la Xunta dispusiese de ellas; el precio que tenía asignado a la Administración era, obviamente, mucho más bajo que el del mercado. Ahora, todavía tienen usuarios con este sistema y por tanto deben mantener las restantes plazas concertadas, pero nadie las ocupa.

Mientras, apuntan que cientos de personas dependientes permanecen en sus domicilios, atando a sus familiares, y a la espera de una plaza libre en los centros de día de titularidad pública.