Sobre el eucalipto otros investigadores destacan su gran adaptación al cultivo y rápido crecimiento, que favorecen la expansión. En Galicia incluso se amplió el uso industrial desde la producción de pasta de papel hasta la fabricación de tableros de fibra, además de ser utilizado como madera de sierra. En un compendio de silvicultura elaborado por los investigadores de ENCE Federico Ruiz, Gustavo López, Gabriel Toval y Reyes Alejano, sostienen que no se encuentra justificación para afirmar que el eucalipto degrada el suelo, y tampoco que induzca procesos de desertificación bajo sus copas o que sea incompatible con otras especies.
Al contrario, citando experimentos de los años noventa en Galicia, destacan el comportamiento para captar nieblas, el escurrimiento de agua por el tronco, con balances hídricos y nutricionales, control de la erosión y mantenimiento de la calidad del agua similares al de una masa natural. También Juan Picos asegura que «las frondosas caducifolias necesitan mucha más agua cuando echan hojas. Incluso si comparamos el eucalipto con el chopo o el maíz, estos chupan mucha más agua. El eucalipto es un conjunto de manejos, prácticas y lugares. No caben conclusiones rápidas».
Opinión distinta es la del doctor en Biología y director del Instituto de Biodiversidade Agraria e Desenvolvemento Rural, Pablo Ramil Rego. Hace un año indicaba a La Voz que «en un eucaliptal maduro, el sotobosque muestra una falta de estructuración y menos diversidad de especies que cualquier otra formación forestal de carácter nativo existente en Galicia». Incluso que en matorrales de carácter permanente.
Monte más vulnerable
«En relación con el agua -explicaba Ramil-, cuando hay poca se adapta y crece menos. Pero cuando tiene suficiente recurso es capaz de utilizarlo de forma más rápida que otras especies. El crecimiento supone incremento de biomasa, es decir, captación de carbono, agua y otras sustancias químicas. El diferente consumo del eucalipto frente a las especies frondosas, unido a su estructura vertical y tipo de hojarasca, determina que en los montes con eucaliptales los medios de aguas superficiales sean más reducidos que en los bosques caducifolios. El tipo de plantación extensiva del eucaliptal favorece además esta diferencia. En conclusión, hay menos agua, y el monte es más vulnerable a ciertas perturbaciones, como los incendios». También organizaciones ecologistas han criticado la erosión de la apertura y corta de eucaliptales en las riberas de los ríos.