Dice que la comunidad puede hacer investigación de élite internacional
16 ene 2011 . Actualizado a las 07:00 h.Profesora de Farmacia en la Universidade de Santiago, ex vicerrectora de Investigación, autora de más de 180 publicaciones científicas con más de 6.000 citas y 14 patentes, elegida por la Fundación Bill y Melinda Gates para un proyecto de desarrollo de una vacuna nasal, pionera en España en la aplicación de la nanotecnología en la liberación de fármacos, miembro de las reales academias de Farmacia de Galicia y España... Y ahora ha entrado en el top ten mundial en el ránking de farmacología y toxicología elaborado por el Times Higher Education. La investigadora María José Alonso Fernández es la única española que ha accedido a la lista, en la que ocupa el noveno puesto.
¿Qué le ha supuesto este nuevo reconocimiento?
Es un gran reconocimiento para mí y para todos mis colaboradores, ya que se trata de un trabajo en equipo. Estar en ese ránking al lado de uno de mis maestros, como es Robert Langer, galardonado entre otros con el premio Príncipe de Asturias, me hace sentirme muy honrada.
¿Y también lo es para la ciencia en Galicia?
Claro. De hecho, el nivel que hay en Galicia en el ámbito de las ciencias y tecnologías aplicadas a la salud, donde las ciencias farmacéuticas ocupan un nivel relevante, es muy bueno.
Pero en los ránkings de universidades salimos mal parados.
La USC figura ya en el ránking de Shanghái dentro de las 300 mejores universidades del mundo. Hay que mantenerse optimistas, porque investigadores de prestigio los tenemos.
Sí, pero el impacto de la investigación deja que desear.
Sí que es cierto que aún quedan dos pasos por dar: uno de ellos es el de preocuparnos menos por el número de artículos y más porque nuestro trabajo sea útil a los demás, y que por tanto sea citado. Las citas miden mejor el valor del trabajo que el número de artículos y aunque España ocupa el noveno puesto mundial en número de artículos, su posición en cuanto al impacto no es tan importante. Luego está la necesidad de que estas publicaciones de gran impacto repercutan en la innovación. En absoluto es cierto eso que se dice de que o se hace buena ciencia y se publica en buenas revistas o se hacen patentes. Por ejemplo, Robert Langer tiene un currículo impresionante, pero no solo en publicaciones, sino también en términos de patentes, de desarrollo de empresas y de su contribución a la innovación.
¿Es la deuda pendiente?
Sí. La buena ciencia, la ciencia trascendente no está en absoluto reñida con la investigación, sino todo lo contrario. Son necesarios avances científicos importantes para que la innovación sea revolucionaria, que cambie nuestras vidas y nuestro desarrollo económico y social. Ambas tienen que ir de la mano.
La ciencia en Galicia ha vivido una revolución por el retorno de jóvenes enviados al extranjero. ¿Puede esto perderse?
Esta gente ha promovido un cambio espectacular y ojalá en Galicia tuviésemos un programa Icrea de captación de científicos de alto nivel, como Cataluña o el País Vasco. En los últimos tiempos estábamos bastante esperanzados porque veíamos que la inversión y las políticas de captación daban sus frutos. Lamentablemente, en el momento actual no tenemos claro cuál es la apuesta por la ciencia y la innovación y eso desanima a nuestros científicos. De mi grupo de investigación, sin ir más lejos, en los últimos seis meses se han ido dos doctores de muy buen nivel que, ante la situación de incertidumbre, han decidido buscarse la vida en otros lugares. Parece no estar clara la idea de que la inversión en talento investigador sea la mejor gestión que podemos hacer de nuestros limitados recursos.
¿El sistema gallego no está entonces en condiciones de retornar el talento o evitar su fuga?
Yo diría que el sistema lo está si así lo quisiera, pero ha de haber la voluntad política. En mi opinión, más importante que el esfuerzo económico es el esfuerzo organizativo y de aprovechamiento adecuado de nuestros recursos humanos. Estoy convencida de que el gran recurso de Galicia, ahora que hablamos de la crisis, es su capital científico humano, y sería muy importante ver una apuesta por este capital humano. La crisis no justifica el decreciente reconocimiento que estamos viendo de la actividad investigadora, más bien debería impulsarla
¿Está entonces convencida de que en Galicia, pese a todo, se puede hacer investigación competitiva a nivel mundial?
Aquí se puede hacer investigación competitiva a nivel mundial sin ninguna duda. De hecho es ya una realidad, pero sin duda el esfuerzo personal que hemos de hacer para llegar al nivel de los americanos y al de muchos europeos es considerablemente superior. Sería importante incentivar más y organizar mejor la actividad investigadora. Pero esto ya no está en manos del investigador, sino en las de las instituciones.