El delantero celelebró en Galicia el bautizo de su hijo Leo sin cámaras, fotógrafos ni periodistas.
31 may 2011 . Actualizado a las 10:44 h.Con un aislamiento perfecto ante los medios de comunicación o revistas del corazón, Fernando Torres, el delantero internacional de la selección española de fútbol, repitió ayer la jugada que protagonizó el pasado año al bautizar a su hija Nora y celebrar -sin cámaras, fotógrafos ni periodistas- la correspondiente fiesta para su hijo Leo en el monasterio de Aciveiro (Forcarei), en plena naturaleza y en un complejo medieval y patrimonial, donde se habilitó hace años una de las alas como hospedería. El Niño Torres está casado con la gallega Olalla Domínguez. El complejo estuvo herméticamente cerrado durante todo el día, y el mutismo impuesto a los que no fueron invitados fue perfecto.
Hace unas semanas se rumoreó en el vecino municipio de A Estrada que el Niño Torres buscaba, con el fin de adquirirlo, un caserón o un pazo en la zona estradense.