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«Cazadores» de nuevas especies

SOCIEDAD

Emilio Rolán, que ha descrito 837 nuevos moluscos, es uno de los referentes de la taxonomía española, en la que los investigadores gallegos se sitúan en un lugar destacado con continuas aportaciones de nuevos ejemplares

12 jun 2011 . Actualizado a las 12:11 h.

Han buceado por los océanos del mundo y han recorrido las costas de prácticamente todo el planeta. Desde la Antártida al Caribe, desde Oceanía a África o desde Islandia a Galicia. Pero no son exploradores: son buscadores de nuevas especies. Su tesoro es pequeño en tamaño, animales insignificantes ocultos al ojo humano, de apenas unos milímetros, pero que suponen un filón enorme para la ciencia. Son taxónomos gallegos cuya paciencia, dedicación y pulso firme les ha permitido contribuir con la aportación de cientos de nuevas especies para aumentar la riqueza de la biodiversidad del planeta. Esa es su recompensa.

Todos llevan muchos años escrutando con sus ojos y sus microscopios electrónicos los tesoros del mar, pero quizás el referente, tanto en España como en Galicia, sea el vigués Emilio Rolán Mosquera. De pequeño le atraían las conchas cuando paseaba por la playa de su A Guarda natal, pero lo que empezó como una afición se acabó convirtiendo en la pasión a la que ha dedicado plenamente (sigue haciéndolo) casi los últimos 50 años de su vida. Médico de profesión y ejercicio, fue jefe de pediatría en Povisa, lo que no le impidió realizar decenas de expediciones por todo el mundo a la búsqueda y descripción de minúsculos moluscos, en lo que es una autoridad mundial. Su constancia, que lo llevó a doctorarse en Biología en 1992, le ha permitido sacar a la luz más de 800 nuevas especies. Es el maestro.

«En lo que más he trabajado ?explica? ha sido en moluscos pequeños, porque los grandes se conocen más fácilmente. Ahora tenemos microscopios electrónicos que nos aumentan lo que queramos, y esa es la base de nuestro trabajo». Esa, unida a la paciencia y a la disposición de una enorme bibliografía que permita conocer si el ejemplar estudiado es realmente nuevo y no tiene precedentes en la historia. Y ahora también son importantes en su trabajo las nuevas herramientas moleculares, que permiten una mejor identificación.

DE CABO VERDE AL CARIBE

Rolán Mosquera ha estado en 11 ocasiones en Cabo Verde, a donde fue por primera vez para recolectar especies para su tesis, que también elaboró con material del país cedido por el Museo de Historia Natural de París. De un solo género describió más de 200 especies desconocidas, y otro tanto hizo en el Caribe, en América y en muchos otros lugares a los que se ha desplazado, con cargo a proyectos de investigación financiados por instituciones, o en viajes personales. «Como me gusta bucear y viajar ?señala? fui a todas las partes del mundo, sobre todo al Caribe».

Ahora, a sus 75 años y ya jubilado, este pediatra y taxonomista, que ha sido presidente de la Sociedad Española de Malacología, sigue trabajando. Es investigador ad honorem en el Museo de Historia Natural Luis Iglesias de la Universidade de Santiago, al que ha donado buena parte de su legado, formado por más de 18.000 conchas de cierto tamaño. Hace años las había cedido al Ayuntamiento de Vigo para el Museo del Mar, pero cuando la Zona Franca apostó por una línea basada más en la industria y en la economía que en la ciencia llevó su trabajo a Santiago. «Comprobé ?dice? que mi colección les importaba un bledo». En su casa, sin embargo, aún guarda una enorme diversidad: más de dos millones de moluscos conservados mimosamente en cajas, la mayoría aún pendientes de clasificar.

Su próximo reto será Gabón, adonde viajará en septiembre con su esposa, que siempre lo ha acompañado en sus expediciones a la búsqueda de especies y le ayuda a recoger muestras. A ella le ha dedicado uno de sus hallazgos, denominado, en su honor, Conus josefinae.

No ha sido, sin embargo, el único guiño que ha hecho a la hora de poner nombre a nuevas especies. Habitualmente se citan de acuerdo con alguna de las características de su morfología o por su lugar de procedencia, pero también se permiten algunas licencias y se bautizan con el nombre de colaboradores que han participado en los hallazgos o con el de familiares o incluso amigos. Y en la larga lista de descubrimientos de Emilio Rolán tampoco faltan las referencias a Galicia, aunque las especies encontradas en la comunidad sean muy escasas en relación al total descrito. Onova vigoensis, dedicada a Vigo, es uno de los ejemplos. Es un caso muy particular, porque en Galicia solo fue localizada en la costa olívica y se da la casualidad de que posteriormente fue detectada en las islas Canarias, donde probablemente tiene su origen. «Es una concha de desarrollo directo, lo que significa que no pone larvas que flotan y que pueden desplazarse en el océano, por lo que lo más probable es que haya llegado aquí con un transporte». Hace dos años también encontró una especie de lapa que procedía de América del sur y que llegó probablemente con las importaciones de mejillón.

Los nombres

Otros nombres de especies con sello galaico bautizadas por el taxónomo vigués son Onova breoganis y Onova galaica. «Poner nombres ?apunta? tampoco supone una gran dificultad, porque hay los que quieras, lo único con lo que tienes que tener cuidado es con que no se repitan».

Emilio Rolán es un maestro en su área, pero ni mucho menos es el único. Galicia se ha convertido en una de las grandes referencias en el hallazgo de nuevas especies marinas y cuenta con un nutrido y consolidado grupo de expertos que se dedican a este trabajo.

Julio Parapar, experto en poliquetos de la Universidade da Coruña, es, junto con Juan Vieites, un gallego que trabaja en la Autónoma de Madrid, ha descubierto 16 animales hasta entonces ignorados para la ciencia. Cinco en la Península, cuatro en la Antártida, siete en Islandia, y ahora está pendiente de publicar otras cuatro de Australia y dos más de Islandia y la Antártida. «Los nombres de mis especies suelen ser para destacar un rasgo morfológico del animal (Myriochele robusta, Exogone acerata) o dedicados a una persona histórica con dedicación destacada en el estudio de los poliquetos (Myrioglobula malmgreni), a alguien más cercano (Amparete villenai) o a una zona geográfica (Myrioglobula islandica)». Como Adán, ponen nombre a los animales.