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La neutralidad de la Red, a debate

OCIO@

Este principio evita que ciertos acuerdos comerciales logren priorizar el tráfico de datos de algunas empresas de Internet, pero vuelve a estar cuestionado. La polémica se traslada ahora al sector de las redes móviles

25 ago 2010 . Actualizado a las 07:00 h.

Rumores, especulaciones, desmentidos? Una propuesta de Google y la operadora Verizon, aireada por la prensa, y en la que ambos defendían el mantenimiento de la neutralidad de la Red pero con dos posibles excepciones ha logrado reabrir un debate siempre latente.

Este principio, que para muchos es la esencia misma de Internet y el catalizador de las empresas emergentes digitales, cuenta con muchos matices pero básicamente parte de la idea de que la Red debe ser igual para todos, sin que nadie tenga un acceso preferente. Con la neutralidad se asegura que los paquetes de datos que circulan por ella reciban el mismo tratamiento, sin prioridad ni jerarquía, independientemente de su contenido, origen o destino, y se evita que las operadoras filtren el tráfico para dar mayor capacidad de acceso a determinadas páginas. En la actualidad, por ejemplo, las peticiones de los usuarios se resuelven por estricto orden de llegada, se pretenda visitar un blog o la portada de YouTube.

En la preservación de este concepto coinciden, junto a los activistas de la Red, voces muy distintas, como los grandes teóricos de la comunicación, un Parlamento como el chileno (primer país en legislar sobre ello) o la Comisión Federal de Telecomunicaciones de EE.UU. La dimensión política de la polémica ha llevado asimismo a la UE a abrir una consulta pública sobre la neutralidad que desembocará posteriormente en una directriz conjunta.

Con una visión distinta, o a favor de una neutralidad matizada, se situarían, principalmente, las empresas de telecomunicaciones y telefonía, que se quejan de poner sus servicios a disposición de las grandes empresas de Internet sin recibir honorarios por ello. En febrero, por ejemplo, el presidente de Telefónica, César Alierta, encendió la discusión al insistir en que las redes pertenecen a los operadores, no a los que dan contenidos a las mismas, por lo que, por ejemplo, los buscadores deberían pagar por el uso que hacen de ellas. Este hipotético peaje ha sido criticado duramente por los defensores de la neutralidad, quienes alertan de que las grandes firmas de Internet podrían acceder al mismo, obteniendo a cambio una prioridad en el despliegue de sus datos, y evitando que las empresas con menos recursos jueguen en igualdad de condiciones. Además, aseguran que los servicios que puedan suponer una competencia, como la telefonía IP, o resulten problemáticos, podrían ser relegados a canales más lentos.

Entre los proveedores de conexión hay, asimismo, una queja cada vez más recurrente, para un mercado, además, en auge, como es el de Internet en el móvil. Con la popularización de los terminales con este tipo de servicios, las compañías defienden que la capacidad de las redes móviles para atender toda la demanda comienza a mermar y alertan de la necesidad de elevadas inversiones que incrementen el volumen de la banda ancha.

Es precisamente en este ámbito, el de las redes inalámbricas ?y en el de los servicios en línea adicionales, como los contenidos 3D?, en donde muchos expertos creyeron que Google y Verizon proponían una cierta salvedad a su defensa de una red neutral (se llegó desconfiar de un posible acuerdo entre ambos para privilegiar el tráfico del buscador), algo negado posteriormente por ellos.

Pese al desmentido, la controversia no decae. El temor que subyace es que Internet se convierta en dos redes, una libre y abierta y otra «de pago».