La planificación desaforada del crecimiento de Vigo ha sido una constante en su historia. Si el Plan General que se tramita en la actualidad prevé nada menos que duplicar el parque inmobiliario, llegando dentro de veinte años a los 240.000 hogares, el documento de 1970 consideraba que Vigo alcanzaría el medio millón de vecinos en el 2000, fecha en la que al final apenas superó los 280.000. Dichas previsiones han condicionado las aprobaciones de planes parciales rompiendo con la conservación de los núcleos rurales próximos al centro urbano, y el estiramiento al máximo, incumpliendo la ley con frecuencia, de los límites constructivos, tanto en alturas como en densidad, según González Pérez.