Una boliviana denuncia a un policía local por coacción, agresión y racismo

Xulio Vázquez

VIGO

Había sido detenida, junto con su marido y una hermana, en un bar que regenta en la calle Urzaiz

24 oct 2007 . Actualizado a las 11:12 h.

Una boliviana presentó el pasado día 15 una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 2 de Vigo contra un agente de la Policía Local viguesa, acusándolo de coacción, agresión y racismo. Se trata de Lizbeth Castro Butrón, quien había sido detenida, junto con su esposo y una hermana, el pasado día 13 en el bar Sol y Luna que regenta en el número 135 de la calle Urzaiz. El matrimonio fue acusado de desobediencia, resistencia y atentado a la autoridad.

Los hechos tuvieron lugar sobre las 00.30 horas (en la madrugada del sábado 14), según relata Lizbeth Castro. Niega que en su local se celebrase una fiesta, ni que estuviese la música de su televisor a un volumen elevado. «Era un fin de semana como otro cualquiera y se habían dado cita en mi local bolivianos, ecuatorianos, colombianos... Casi todos eran sudamericanos, porque vienen aquí como un lugar de encuentro», argumenta.

Refiriéndose a la actuación policial, dijo que entró una pareja de agentes de la policía local y que en ningún momento le dijeron algo acerca del ruido, sino que uno de ellos se dirigió a ella para pedirle la documentación y la licencia.

«Entré en la cocina para coger los papeles que tengo en un archivador por encima de la nevera. Pero no me dio tiempo, porque a los tres minutos ese mismo agente dijo en alto 'qué hace ésta' y le dio un manotazo a la puerta, golpeándome en la cabeza y en la piernas, con una actitud agresiva», explica.

A continuación, siempre según la versión de esta boliviana, le recriminó al agente su forma de proceder. También intervino su esposo Samuel Luján para pedirle que no le gritase a su esposa y reprocharle que golpease la puerta. «El policía le dijo a mi esposo que quien era él y si se creía muy machito, invitándole a que saliese fuera para hablar con él, olvidándose de mi por completo y yendo a por mi marido», explica Lizbeth Castro. Asimismo, señala que le dijo al agente: «Usted vino a identificarme a mí, por favor, deje en paz a mi marido».

Ante la negativa de su marido de bajar a la calle, fue entonces cuando los agentes llamaron a más efectivos. «Vinieron dos coches patrulla más y ya se dirigieron directamente a mi marido para decirle que estaba detenido. Les pregunté el motivo, pero no me dieron ninguna explicación. Bajé para interesarme por él y ese policía me dijo qué hacía allí y por qué no me iba a mi país», afirma. Castro asegura que el policía local al que le puso la denuncia «ya me había amenazado en otra ocasión con hacerme cerrar el local».

Al pedirle explicaciones de la detención de su marido, dice que «me cogieron brutalmente, me esposaron y también me llevaron detenida a la Comisaría de López Mora, donde pasamos toda la noche». Les dejaron marcha a última hora de la mañana, mientras que a su hermana la liberaron antes.

Samuel Luján manifestó que le habían hecho daño en las muñecas con las esposas y que aún tiene alguna marca. Acusa al mismo agente de que le insultó, llamándole «sudaca y maricón».