Las obras de prevención de nuevas inundaciones en Sabarís pasaron su primera prueba de fuego durante las últimas lluvias, que han sido las más copiosas del año. Y sin embargo, los vecinos de Camino Chico, la zona cero del desastre ocurrido hace un año, pasaron las noches sin pegar ojo mirando por la ventana con preocupación. «Mi marido se fue a trabajar esta mañana con unas ojeras como platos, no hemos dormido en toda la noche», comentaba Dolores Leyenda, una de las vecinas que viven en la zona de Sabarís que está por debajo del nivel del mar. Especialmente la fuerte tromba de agua que cayó durante la madrugada del miércoles pasado les hizo revivir el drama de hace un año. «Pasamos miedo escuchando cómo caía porque lo que nos pasó el año pasado es algo que no podremos olvidar nunca, incluso mi hijo de 17 años se despertó sobresaltado durante la madrugada», afirmó. Los vecinos son conscientes de que les esperan más noches en vela.
El sábado vivirán unas jornadas de mayor preocupación. Ese día el Ayuntamiento estará en alerta porque tendrá lugar la marea más alta del año. Si llueve con intensidad, el comportamiento del río Groba será decisivo para determinar la efectividad de las obras de emergencia que desde los últimos meses alteran la vida cotidiana de los vecinos de Sabarís.
El alcalde, Jesús Vázquez Almuiña, manifestó que este barrio de Baiona está hoy en día mejor protegido ante una eventual crecida del río que baja desde la sierra de la Groba. Las calles más conflictivas han sido dotadas de redes de saneamiento y evacuación de aguas pluviales y están a punto de terminar las obras para la ampliación del cauce en diez metros. Viviendas como la de Dolores Leyenda han sido reconstruidas y ahora poseen cierres herméticos en puertas y ventanas para que no se cuele el agua.
Pero la falta de permeabilidad de la carretera que bordea el litoral a su paso por Sabarís es una cuestión que continúa preocupando. El vial se encuentra a mayor altura que las casas y supone una barrera para la evacuación de las aguas pluviales.
Tubería
Hace dos días comenzó la instalación de una tubería subterránea para dirigir las aguas pluviales de manera paralela a la carretera hacia el mar. Pero el remedio puede ser peor que la enfermedad, a juicio de los afectados. El portavoz nacionalista, Xosé Enrique Fernández, solicitó ayer al alcalde que de manera cautelar paralizara estos trabajos porque, en su opinión, en lugar de permitir la evacuación de aguas pluviales hacia el mar, ocasionarán el efecto contrario. «Está colocado de tal manera que en lugar de arrastrar el agua hacia fuera, la meterá dentro de Sabarís», advirtió ayer el concejal del BNG, que instó al regidor a que convoque con carácter de urgencia la comisión de seguimiento de las riadas e invite al ingeniero de la consellería de Política Territorial para que el sentido de esta actuación. Por su parte, el alcalde acudirá hoy a la delegación provincial para pedir explicaciones sobre esta actuación.