El juzgado condena a la Seguridad Social a abonar la invalidez de un vecino de Oia
11 mar 2008 . Actualizado a las 11:56 h.El juzgado de lo social número 1 de Vigo ha condenado al Instituto Nacional de la Seguridad Social a devolver la pensión por invalidez permanente a un joven de Oia que está incapacitado para trabajar.
Tras sufrir dos accidentes de tráfico en el año 2002 y en el 2004, Oswaldo Tesch pasó varias veces por el quirófano y fue declarado en situación de invalidez total para ejercer su profesión habitual de peón de albañil. Lleva años esperando para someterse a una intervención quirúrgica para que le retiren la placa de osteosíntesis en el fémur que le colocaron en el año 2003 y que solo tenía que tener puesta durante un año y medio.
Y en lugar de recibir el aviso para pasar por el quirófano, lo que llegó al buzón de su casa en agosto del año pasado fue una carta en la que le notificaban la retirada de la pensión de alrededor de 400 euros mensuales. Los médicos que le examinaron afirmaron que ya estaba mejor de sus lesiones y que se encontraba capacitado para volver al trabajo. Y eso a pesar de que él afirma no poder con los dolores y que subsiste gracias a los calmantes. El material que tiene implantado le molesta y le impide llevar una vida normal.
Sentencia
Pero al final, la justicia le ha dado la razón y obliga a la Seguridad Social a que le reconozca y abone una pensión vitalicia mensual consistente en el 55 por ciento de su base reguladora de 719 euros mensuales desde el 29 de agosto de 2007, según consta en la sentencia facilitada por el abogado que ha llevado a cabo su defensa, Mikel Zubigaray Ramos, del Bufete Gállego y Builla, de Sabarís. Tras examinar los informes médicos, el juez ha estimado que Oswaldo está incapacitado para el ejercicio de su profesión, que requiere esfuerzos físicos como caminar por terrenos irregulares, carga de pesos, subir y bajar escaleras y andamios, exigencias contraindicadas para las secuelas que presenta.
Dos accidentes de tráfico cambiaron la vida de este joven de 28 años. Nunca olvidará el 29 de mayo de 2002 porque fue el día en el que la mala suerte hizo que su vida diera un giro de 180 grados. Había salido de su casa en moto para encontrarse con su novia y tuvo la mala fortuna de estrellarse contra un turismo que venía de frente en una curva. Fue trasladado en ambulancia a la clínica Povisa de Vigo y de allí al hospital Meixoeiro, donde le diagnosticaron la rotura de la tibia y del peroné, con pérdida de masa ósea.
Era obrero de la construcción y desde entonces no ha se ha vuelto a sentir en condiciones de poder trabajar. A raíz del atropello, tuvo que pasar varias veces por el quirófano, sufrir una grave infección y llevar colocados hasta cuatro fijadores externos en la rodilla durante largos períodos de tiempo. Aún no se había terminado de recuperar del todo de esta lesión, cuando dos años más tarde tuvo un accidente de tráfico por el cual se rompió el fémur.
El joven permanece convaleciente en su domicilio, pero por lo menos ha conseguido que no le quiten su pensión para ir subsistiendo.