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Los empresarios del Casco Vello tenían razón cuando vaticinaban que la pasarela del centro comercial A Laxe sería lo más positivo del proyecto y podía significar un antes y un después para el barrio.
Transcurrido poco más de un mes desde la apertura del vial al público, el número de clientes en bares y restaurantes se ha duplicado y ha salvado a más de un local de un cierre seguro. Si bien, los empresarios no quieren lanzar las campanas al vuelo y muestran cierta cautela por si se trata del bum inicial, sí admiten que la pasarela ha supuesto un gran revulsivo para los negocios.
Pese a que los que más lo han advertido han sido los hosteleros, que se han visto desbordados sobre todo los fines de semana, lo que les ha obligado a incrementar la plantilla, también han subido sus ventas el resto de los establecimientos.
Y es que buena parte de los 200.000 visitantes que ha recibido el centro comercial en su primer mes de vida han accedido a través del Casco Vello.
El principal atractivo del área comercial lo constituye la cadena alemana de electrodomésticos y electrónica MediaMarkt.
La parte negativa es, de momento, el caos de tráfico que han provocado las instalaciones en el entorno a determinadas horas del día.
Tirón
El centro comercial abierto VigoVello ha recogido el mensaje y ya proyecta instalar un punto de atención al cliente en el entorno del centro comercial para aprovechar el tirón de la pasarela. El objetivo es informar de primera mano a los cruceristas que llegan a la estación marítima de la oferta comercial del Casco Vello.
En este sentido, los empresarios del barrio antiguo urgen a las administraciones a recuperar la zona cuanto antes, no solo con las rehabilitaciones de inmuebles, sino con otros aspectos como limpieza, seguridad, señalización y aparcamiento, este último, uno de los grandes problemas, tanto para visitantes como para la población habitual.
El control sobre las calles peatonales figura también en la agenda de los vecinos y de los comerciantes, teniendo en cuenta que en la actualidad no solo no se respeta, sino que algunos viales sirven como circuitos a las motocicletas, mientras que en otros, los vehículos campan a sus anchas, sin ningún control policial.