Si no fuera por la fe ciega que numerosas personas profesan en Lugo al Santísimo Sacramento, es posible que hoy la valiosa custodia que preside el altar mayor de la catedral lucense estuviese en manos de unos ladrones que quisieron llevársela aprovechando la noche. La fe no solo mueve montañas, sino que también hace escapar a los cacos.
En la madrugada del miércoles, unos rateros de alto nivel optaron por cerrar un plan que, posiblemente, venían preparando desde hacía tiempo y que consistía en robar la custodia. Cumplieron con éxito prácticamente toda la operación porque estudiaron hasta los más mínimos detalles, pero su incultura religiosa les hizo fracasar. Pensaban que, en la basílica, a esas horas de la madrugada no estarían más que los santos y que estos iban hacer la vista gorda, pero lo que se encontraron fue con un grupo de mujeres que hacían el turno correspondiente de la adoración nocturna.
Las adoradoras debieron de llevarse un susto de verdadero infarto cuando en plena concentración ante el Santísimo comprobaron cómo el colorista san José, que estaba esmaltado en una vidriera que forma un conjunto con otras ocho que representan otros tantos santos y que se encuentran en lo alto de la capilla mayor, se despedazaba en añicos.
Al san José le tocó ser la víctima de un ataque por la espalda llevado a cabo por los ladrones que consiguieron escalar hasta lo alto de la cúpula de la capilla y luego atizarle con una barra de hierro con la que antes intentaron conseguir levantar una reja metálica que lo protegía. Cuando oyeron los gritos de quienes hacían el turno de adoración, se dieron cuenta de que habían fallado y escaparon sin dejar rastro.
Todo apunta a que el botín que pretendían era la custodia que preside el altar principal. Fue elaborada en bronce y plata sobredorada por el artesano joyero Bargas. Mide 144 centímetros de alto y fue un regalo, en 1772, del arzobispo de Tarragona, Juan Sanz de Buruaga, que fue obispo de Lugo.
La policía investiga el caso y el obispado prepara por lo menos 6.000 euros, que es lo que puede costar dejar a san José recompuesto.