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El ascenso devuelve al Gestibérica al punto de partida de su proyecto

X.R. Castro / A. Saborido

VIGO CIUDAD

29 abr 2008 . Actualizado a las 13:13 h.

El Gestibérica vive en una fiesta continua desde el pasado viernes por la noche. Ayer le tocó el turno de celebración a Radio Voz Vigo, en donde se dieron cita una representación de todos los estamentos del club. El equipo recupera la categoría perdida y todo apunta que el índice de crecimiento del Ciudad de Vigo Básquet es ilimitado para el futuro. No faltó el brindis por la culminación del objetivo, pero también el análisis de la temporada y los primeros esbozos del proyecto de futuro. El lunes a primera hora la directiva ya se ha puesto a trabajar para recabar apoyos de cara al próximo curso. Son tres semanas de margen que no se pueden desaprovechar.

«Es la culminación a un trabajo que se inició en agosto. Ahora parece muy fácil, pero ascender siempre es complicado», comentó el técnico Tito Díaz, que recuerda que el club siempre mantuvo la tranquilidad. Incluso en aquellos inicios de Liga en donde dos derrotas consecutivas sembraron las dudas. Puso especial relieve el técnico en «el conjunto». En teoría contaba con una colección de individualidades, pero la plantilla siempre se comportó como un equipo. Solo hay que ver sus números defensivos. «Con esa idea llegué a Vigo y gracias a ellos se ha hecho realidad. Además de talento, los jugadores han sabido sacrificarse».

La primera piedra del ascenso la puso Miguel Ángel Ortega y la junta directiva nada más consumarse el fiasco del descenso la pasada temporada. Aprendieron de errores anteriores y apostaron por un plantel comprometido. «No solo eran buenos jugadores, sino que había química de equipo», apunta Ortega. La primera premisa, conjuntamente con Tito Díaz, era conseguir jugadores del perfil deseado. Dotados de calidad, pero con hambre de éxitos y con compromiso. Todo lo contrario del ejercicio anterior, en donde solo existía un cúmulo de individualidades sin rastro de equipo.

La pretemporada, llegando a la fase final de la Copa Galicia comenzó a dar muestras del potencial del equipo, pero al mismo tiempo el inicio de Liga confirmó que no sería tan fácil -«Se levantó una expectación después del verano que parecía que éramos lo mejor del mundo, y los demás también juegan», precisó Sergi Coll sobre aquel momento de duda-. Al final, seis derrotas en toda una temporada (a falta de tres jornadas) demuestran el potencial del equipo. «Sin duda éramos el mejor equipo», comenta Yago Casal, el segundo entrenador y responsable del scouting de los rivales.

Jugadores como Sergi Coll (con tres ascensos en cuatro temporadas) o Néstor Zamora -un base ya con nombre en el baloncesto español pese a su juventud- llegaron a Vigo ilusionados con el proyecto, y la realidad no les ha defraudado. Todo lo contrario. «No me arrepiento de nada. Firmaría ahora mismo otro año igual a este», indica el pívot catalán que dejó un equipo en LEB 1 como Rosalía para enrolarse en el equipo vigués. A Zamora, ex Cornellá, tampoco se arrepiente de bajar de categoría: «Es mi primer ascenso y estoy feliz. No me he equivocado en la apuesta».

Los jugadores admiten que tras nueve meses de esfuerzo ha llegado la relajación, un aspecto que quieren aparcar el próximo viernes para afrontar del mejor modo la recta final de temporada. «Vamos a ganar los tres últimos partidos», indica Tito Díaz, que apela a la profesionalidad de los suyos y a la necesidad de no interferir en el fair play de la competición. Ciudad de Córdoba, Espluges y Ávila, los tres rivales que les quedan todavía se están jugando algo. Hasta ese instante prefieren centrarse en la competición y aparcan más celebraciones.