Las fiestas patronales de Gondomar serán este año más espirituales que nunca. La razón es que este año no se ha formado ninguna comisión de fiestas y, por lo tanto, no habrá verbenas ni orquestas. Así los vecinos podrán centrarse mejor en los actos religiosos y pedir con más fuerza a San Benito que obre el milagro y otorgue al gobierno municipal esa estabilidad que tanto necesita para llevar a cabo sus proyectos de futuro. Y si no mañana sábado a San António, en cuya onomástica nació precisamente el actual alcalde de Gondomar, Antonio Araúxo.
Cumpliendo la tradición de San Cristóbal (el patrón de todos los transportistas) el párroco de la villa condal bendijo ayer decenas de vehículos que desfilaron engalanados en el cruce hacia A Ramallosa. El agua bendita mojó los cristales de turismos, camiones y autobuses que desfilaron en procesión después de la misa solemne celebrada en la iglesia parroquial. Fue una jornada ruidosa por los pitidos y el estruendo que provocaban las bocinas de algunos camiones.
Hoy viernes es el día grande de San Benito, que un año más volverá a atraer a miles de devotos llegados desde todos los puntos de la provincia. Muchos llegarán andando desde los municipios limítrofes de Tui o de Porriño.
Habrá misas a partir de las siete de la mañana hasta la una del mediodía. A las doce será la eucaristía solemne seguida de la procesión con la imagen del santo. Por la tarde, los oficios religiosos se sucederán cada hora desde las 18.30 hasta las 21.30 horas.
El sábado, día de San Antonio, se celebrarán las tradicionales pujas en las que los vecinos subastan toda clase de artículos y productos del campo. Los fondos recaudados serán destinados a las labores caritativas de la parroquia. Ya el domingo, pero de la próxima semana, tendrá lugar a las seis de la tarde una ofrenda floral en honor a San Benito, con lo que se pondrá el punto final a la edición más atípica de las fiestas de verano de Gondomar.