El municipio costero estrenó ayer en Mougás su segundo arenal artificial
03 sep 2008 . Actualizado a las 11:27 h.Era el único recurso que le faltaba a Oia para equipararse con los municipios turísticos de Baiona y de A Guarda y ya lo tiene, al menos mientras no se lo lleve la marea.
La nueva playa artificial que el municipio ha estrenado durante la presente temporada de verano junto al antiguo monasterio cisterciense en ruinas ha gozado de una excelente aceptación entre los vecinos.
Centenares de personas han podido durante el último mes disfrutar del sol y del mar sin tener que hacer equilibrios sobre las incómodas rocas.
Y mientras no empiecen las clases en los colegios seguirá siendo durante este mes de septiembre el lugar favorito para los niños de los barrios cercanos a la antigua abadía cisterciense, tal y como se pudo comprobar durante la calurosa tarde de ayer.
La playa se ha creado con la arena procedente del dragado del río Miño, la misma que se utilizó en la playa Barbeira de Baiona bajo una enorme polémica.
La diferencia es que mientras en este ayuntamiento se tapó la emblemática cala del interior de la fortaleza, en Oia se puede ahora pasear descalzo y tumbarse en una zona sobre la que antes sólo había rocas.
En vista del éxito de la iniciativa, el alcalde, Alejandro Rodríguez, ha decidido seguir creando más playas artificiales a lo largo de la costa. A pesar de que ya estamos a punto de cerrar la temporada de verano, el municipio estrena esta misma semana una nueva playa en el puerto de Mougás.
Puerto de Mougás
Ayer mismo los camiones concluyeron los trabajos para el traslado de toda la arena procedente desde A Guarda. El nuevo espacio permitirá a los vecinos de esta parroquia la posibilidad de disfrutar de la arena sin necesidad de recorrer más de diez kilómetros para encontrar la playa natural más cercana.
También está prevista la adecuación de otros nuevos arenales bajo el cámping de Mougás, una zona donde también está prevista la adecuación de accesos.
Pero los vecinos son bastante escépticos sobre el futuro de estos arenales. La costa de Oia está orientada a mar abierto y las olas baten con fuerza sobre las rocas durante el invierno.
Muchos residentes creen que la marea acabará llevándose toda la arena a lo largo de los próximos meses.
El regidor confía en cambio en que no se pierda todo el material que ha comenzado a aportarse a la costa desde finales del pasado mes de julio.
Algo ya se perdió durante la última tormenta, pero también contribuyó a que las olas dispersaron la arena y se extendiera la playa, algo inédito en el Concello de Oia, que por primera vez puede incluir las playas dentro de su ya variada oferta turística.