Flor Currás relata como le cayó en noviembre del 2004 una piedra de la fachada de un edificio cuando tensaban la iluminación navideña
04 dic 2008 . Actualizado a las 19:46 h.Mis amigos me culpan de que hay un antes y un después en el alumbrado navideño vigués «tras lo mío», dicen que ahora es «más soso». Por lo visto, los de la Zona Príncipe no se habían enterado. El pasado miércoles un bebé de tres meses resultó herido por un accidente ocurrido al colgar las luces de Navidad. Más de lo mismo. El 16 de noviembre del 2004, cuando practicaba una actividad tan arriesgada como la de ir a recoger el niño al colegio, en la calle García Barbón, un operario colgando las luces de Navidad, pidió a otro: «tensa», y vaya si tensó. Arrancaron la piedra de la fachada y se cayó sobre mi cabeza. UCI, doble fractura de cráneo, arteria desgarrada con consiguiente derrame y operación, chapas de titanio para toda la vida, cervicales tocadas, dolores de cabeza, intolerancia al ruido,y unos primeros días de angustia para los que no sabían si me salvaría o no.
No ha servido de mucho. Aquí somos incapaces de aprender de los errores. Quizás tengo parte de culpa por no haberme muerto y darle mayor fuerza al argumento. Deseo que la niña se recupere sin problemas, y sobre todo, QUE NO VUELVA A OCURRIR.