Arte rupestre para llevar en Oia

VIGO

El cantero Xabier Garrido es pionero en la elaboración artesanal de reproducciones a escala de los petroglifos más interesantes de la provincia para ponerlos en valor

14 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

De los lugares más recónditos del monte de Oia, a ocupar un lugar privilegiado en el salón de una casa. Hay una forma de apreciar el arte rupestre que no requiere de la necesidad de hacer largas caminatas hasta los yacimientos prehistóricos o de perderse en el monte debido a la inexplicable falta de señalización de muchos de estos recursos. Además está basado en un escrupuloso respeto a toda esta riqueza.

Xabier Garrido, cantero y amante de la arqueología es pionero en la reproducción a escala de los petroglifos más interesantes de la provincia y, especialmente, los de Oia, el lugar donde reside desde el año 91.

Con su trabajo artesanal, quiere poner su granito de arena para divulgar y poner en valor una riqueza que hoy en día no está lo suficientemente reconocida a pesar de ser una de las más importantes de toda la franja atlántica europea, según señalan expertos como Francisco Javier Costas Goberna, del Instituto de Estudios Vigueses, o Xosé Lois Vilar, del Instituto de Estudios Miñoranos. Con estas piezas ha organizado varias exposiciones en todo el área de Vigo, que constituyen una forma de dar a conocer este rico patrimonio.

Técnica

Su trabajo es sencillo. Acude al monte. Localiza los petroglifos, toma de ellos unos calcos y, posteriormente, digitaliza los datos para imprimir unos dibujos a escala que posteriormente esculpe sobre pizarra en el taller de su propio domicilio. En la parte posterior de sus obras incorpora información sobre el grabado así como sus coordenadas geográficas, para invitar a los propietarios a visitar el petroglifo original ayudado por un GPS.

Xabier Garrido reconoce que la arqueología es una de sus grandes pasiones, que adquirió durante sus tiempos de estudiante en el colegio Martín Códax y en la Academia Daniel Castelao.

Ya ha catalogado más de 300 restos arqueológicos durante los siete años que lleva trabajando con esta técnica.

Así ha conseguido reproducir algunos tan interesantes como el mundialmente conocido conjunto de «Auga dos Cebros», en el cauce del río Vilar, el castro Chabella, ciervos y laberintos de Cotobade, o los famosos petroglifos de barcos, únicos en Europa, que muestran una relación comercial entre pueblos del Mediterráneo y Oia hace más de 5.000 años.

Sus obras más preciadas las realiza con restos de tejas de pizarra negra de la antigua cúpula del Banco Simeón, antes de su reforma.