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Tras las huellas de Urbano Lugrís por «Xouba City»

VIGO

Patrimonio organiza una ruta cultura por el espacio vital del pintor coruñés

30 ene 2009 . Actualizado a las 11:21 h.

Urbano Lugrís, el artista que imaginó el mar, murió en Vigo el 23 de diciembre de 1973. El librero Antón Patiño y el pintor José María Barreiro recibieron su bendición en una de las salas del pabellón número 2 del Hospital Municipal de Vigo y lo vieron partir hacia sus mundos marinos.

Era el final de una estancia de varios años en la ciudad, que estuvo marcada por la soledad, las depresiones, la ausencia de motivos claros para vivir y mucho alcohol. Ahora, la Concellería de Patrimonio ha organizado una ruta cultural, denominada Tras os pasos de Urbano Lugrís , que tiene como objetivo «afondar un pouco máis na figura e o contexto no que se desenvolveu o artista». Cristina González Larriba es la cicerone que mostrará aquella ciudad, que Lugrís quiso denominar Xouba City por el enorme poder que tenía la «aristocracia de la conserva».

Urbano Lugrís vivió durante los años cuarenta en Vigo, poco después de casarse con Paula. En los últimos momentos de aquella primera estancia, Lugrís vive inmerso en los ambientes intelectuales de la ciudad, y comienza a ahondar en la vida bohemia local.

El retorno de Lugrís se produce en 1964, poco tiempo después del fallecimiento de su esposa. Es una época casi miserable económicamente para el pintor, que carece de un alojamiento estable, y vaga de hostal en hostal y por las casas de sus amigos. Llegó a residir en el taller que su amigo Barreiro tenía en las Galerías Durán.

Esta época es la que marca el recorrido ahora propuesto por la Concellería de Patrimonio, y que complementa la exposición que acoge el museo municipal.

Las tabernas Elixio, La Viuda, el Condado, La Guinda o el Kiosco de las Almas Perdidas, eran algunas de las paradas habituales de un artista entregado a la dipsomanía.

Si en un primer momento, la Papelería Española era la librería en la Lugrís leía gratuitamente, la llegada a Vigo de Antón Patiño le abre el paraíso de Librouro. En los dos últimos años de su vida, Lugrís alquila un mínimo habitáculo en el número 1 de la calle Doctor Cadaval, encima de La Viuda, cuya propietaria cedería el nicho donde lo enterraron en Pereiró. Pero, el mar estaba en el Berbés, y allí regresaba inevitablemente.

La segunda parte del recorrido propuesto por Patrimonio nos lleva a Bouzas, a donde acudía con frecuencia nuestro personaje para visitar a su «amigo» San Telmo, abogado de los marinos y residente en la iglesia parroquial de San Miguel.

La ruta concluye en el Museo de Castrelos, donde se puede ver una exposición dedicada a la obra de este artista enamorado de las Cíes, que a veces se transformaba en Ulyses Fingal.