Se jubila. Tras 35 años al frente del servicio de Pediatría del Hospital Xeral, Jesús Antelo Cortizas (Val do Dubra, 1939) cuelga la bata el próximo mes. Dejó el hospital y la universidad compostelanos en 1974 y recaló en Vigo en un momento en el que el Xeral tenía un solo pediatra. Ese año se le encomendó construir un servicio en el que empezaron siete especialistas. Hoy son 40.
-¿Los niños acuden ahora más al hospital que antes?
-En teoría, los niños son cada vez más sanos. Pero la sociedad es más demandante de asistencia sanitaria. Ante el menor síntoma recurre a que le solucionen el problema. Las familias, independientemente del modelo, tienen menos niños y deben cuidarlos mejor, en teoría. Así que ante la menor duda, acuden. A veces de forma correcta y otras con exigencias.
-Ha llegado al final de su carrera profesional, con los últimos 35 años en Vigo. ¿Cómo ve todo este tiempo en el Xeral?
-Se ha formado un grupo humano bueno. A pesar de todas las deficiencias y dificultades, de la falta de espacio, es reconocido a nivel gallego, nacional e internacional. A lo largo de los años he cometido errores. Lo que lamento es que por falta de medios no se hayan hecho proyectos que se podían haber realizado.
-¿Muchos?
-Es un hospital precario desde siempre. Siempre hubo falta de espacio. Ha crecido a expensas de los tejados: preescolares, parte de escolares, parte de lactantes... eran tejados. No se nos ha regalado nada.
-¿Y en el futuro? Se supone que el nuevo hospital de Beade solucionará la falta de espacio.
-Se abren expectativas esperanzadoras con el nuevo hospital porque nuestra área geográfica es de constante crecimiento. Mientras tanto, estamos preocupados por neonatología.
-¿No es duro tratar a pacientes que son niños?
-Es un hábito. El pediatra es un médico integral. Tiene que saber escuchar a la familia, saber adivinar lo que sucede, los síntomas... Es un hábito ser médico. Se adquiere en la formación.