Los regatistas portugueses se adjudicaron este fin de semana una nueva edición, la tercera, del Memorial Cholo Armada de la clase snipe. Para empezar, felicidades a ambos. Pero dicho esto, lo que más me ha interesado de la cita no es el aspecto meramente deportivo, sino los méritos que acumuló Ángel Armada, Cholo para todo el mundo, para que el Club Náutico decidiese organizar una prueba con su nombre.
«Fue un personaje irrepetible». Es la primera definición que se le ocurre a Franco Cobas, al que recurro no solo como experto en deportes marítimos, sino como amigo que fue de Cholo. Me cuenta que con sus diferentes Chuvias (es el nombre que tuvieron todos sus veleros) ganó todo lo ganable en snipe, que fue su clase de cabecera durante cerca de cinco décadas: campeonatos varios de España, subcampeonato de Europa, preolímpico en Múnich, medalla al mérito deportista... De pronto Cobas para en seco la lista de méritos de su amigo. «Lo tienes todo en su libro de memorias. Se lo publicó Ir Indo», dice.
Antes de seguir el camino que me indica para intentar saciar mi curiosidad sobre Cholo Armada, aún me recuerda Cobas que fue en su astillero de Bouzas donde se construyó el Galicia 93, que dio la vuelta al mundo.
Bieito Ledo, propietario de Ir Indo, recuerda bien a Cholo Armada -«tuvimos una relación muy gratificante», dice-, especialmente el desmesurado entusiasmo que puso en el trabajo. Recuerda también Bieito el overbooking que hubo en el acto de presentación del libro, imposible de encontrar a día de hoy en las librerías porque está prácticamente agotado. «Creo que queda alguno. Voy a ver... Sí, aquí está», me dice al otro lado del teléfono. Con la amabilidad que le caracteriza me lo hace llegar.
Así me entero de que Cholo Armada decidió poner negro sobre blanco después de casi medio siglo de actividad deportiva. Según cuenta en el prólogo, durante ese tiempo había reunido 16 álbumes en los que, cronológicamente, se recogían las 3.300 regatas oficiales que disputó, traducidas en 15.000 horas al timón entre los años 1952 y 2000.
Fue una carta de este otro militante de la clase snipe, en este caso al timón del Morriña, fechada en febrero del 2001 en Las Palmas, la que hizo plantearse a Cholo lo del libro, que un año más tarde vería la luz.
Iba en realidad Cholo Armada para futbolista de éxito, deporte al que se entregó desde los 16 a los 23 años (fue portero del Rápido de Bouzas), cuando José María Pérez le garantizó que se probaba la vela dejaría el fútbol. Aceptó el reto. Y, claro, ganó el profeta Pérez. Corría 1952 cuando se hizo socio del Náutico, presidido entonces por Piñeiro Bonet. Ese mismo año ya subió a lo más alto del podio en una regata desarrollada en aguas de su Bouzas natal.
Vendrían enseguida los campeonatos gallegos, luego los de España, el de Europa del 60 en Finlandia: «Salimos de Vigo el 26 de julio tripulando el estupendo Renault Fregate que el tío Antonio tuvo la amabilidad de dejarnos para que, remolcando el Chuvias II, pudiésemos tomar parte en el campeonato europeo de embarcaciones con orza de dos tripulantes que se celebraba en Turkú...», relata en sus memorias.
Sus dotes de regatista le llevaron a formar parte de la tripulación del buque de Don Juan de Borbón en varias ocasiones. La primera en agosto del 63, junto al propio Conde de Barcelona, el entonces Príncipe Juan Carlos, el duque de Arión, Eduardo Caro, los hermanos Medina y Luis Triay. «Completaban el equipo dos marineros profesionales, Amador e Hipólito que, para variar ¡eran de Cambados!».
1971 fue otra fecha clave en la carrera deportiva de Armada, ya que fue preolímpico. Ese año recibió la medalla del plata al mérito deportivo y, como cierre de temporada, el Náutico le nombró Gran Xastre, título que solo se otorga a los maestros. Resulta imposible recoger su palmarés a partir de entonces. Necesitaría cuatro páginas más.
Los aficionados a la vela ya sabían por qué una competición de vela lleva el nombre de Cholo Armada. Ahora también lo sabemos los profanos.
Como las bases del memorial Cholo Armada determinan que para hacerse con el trofeo hay que ganarlo tres años seguidos o cinco alternos, todavía no se lo ha adjudicado ninguna tripulación. De hecho, no lo hará antes del 2011. Como pronto, ya que en las tres primeras ediciones ha habido otros tantos ganadores. El trofeo en cuestión es la copa que porta Tiago Roquete en la foto superior. Tiene el valor añadido de haber sido cedida por la familia de Cholo Armada. Es una de las muchas que obtuvo a lo largo de su carrera. En suma, es un trofeo doble.