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El presidente vigués de Kodak da la cara

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

26 ago 2009 . Actualizado a las 02:45 h.

Era la gran paradoja de este altísimo ejecutivo vigués: es el presidente de Kodak y, sin embargo, lograr una instantánea suya, al margen de la oficial del nombramiento, resultó hasta ahora misión imposible. Al final, el Celta, su equipo de toda la vida, ha obrado el milagro.

Sabíamos que Antonio Pérez visita Vigo con cierta asiduidad (la presencia de su avión privado en Peinador le delataba), pero siempre venía de incógnito a visitar a su familia y amigos. Con el mismo sigilo que llegaba se iba sin que nadie pudiera (o quisiera) dar razón de él. Hasta ayer, que decidió escenificar sus preferencias futbolísticas sumándose al Celtómetro. La amistad que al parecer mantiene con Carlos Mouriño no ha sido ajena a dicha escenificación. Es lo que podríamos llamar la conexión norteamericana.

«Soy celtista desde de que nací», confesó Antonio Pérez. De hecho, quién sabe si para ganar un buen ingeniero no se habrá perdido un gran futbolista: «Cuando tenía 16 años y estaba estudiando en los Maristas, aquí en el Castro, me habían preseleccionado para los juveniles del Celta, pero mi padre no me dejó y me llevé el disgusto de mi vida», explicó entre risas. «Me gustaba mucho jugar al fútbol», apostilló.

Dijo también que en aquellos años no tenía otro sueño y que, pese al tiempo y a la distancia, no sólo sigue siendo su equipo, sino que sigue también sus peripecias. «Sé exactamente lo que pasa. El año pasado estaba disgustadísimo porque por poco terminamos en Segunda B. A ver si este año, o como mucho el próximo, volvemos a Primera», dijo.

Para que tal acontezca apuesta Antonio Pérez por una receta que bien pudiera resultar infalible: «Creo que un poquito más de humildad en el equipo, como había antes, vendría muy bien. Funcionó mejor cuando era más humilde y tenía mas ganas de trabajar, pero con Carlos aquí creo que va a hacerlo muy bien y lo va a conseguir», vaticinó.

Aún dijo entre líneas algo más: si él recibiera el encargo de reflotar deportivamente al Real Club Celta apostaría por jugadores locales con muchas ganas de hacerlo bien, sin lujos. «Quizás no seamos los campeones de Europa, pero pero sí un equipo que está en Primera División, entre los mejores», aseveró.

Si yo fuera Mouriño, y viniendo de quien viene, no dejaría caer semejante consejo en saco roto, más que nada porque pocos como Antonio Pérez pueden saber de primera mano de estrategias con garantías para llegar a buen puerto.

La multinacional Kodak fichó a Pérez en el año 2003 como director general y presidente de operaciones del grupo. Sólo dos años y medio más tarde, este vigués de la cosecha del 46 asumió la presidencia ejecutiva de la mayor compañía fotográfica del mundo. Su antecesor en el cargo, Daniel Carp, que se jubiló en enero del 2006, le puso en bandeja la misión a bordar: meter a Kodak en la era digital. «Estoy muy orgulloso de aceptar la responsabilidad de dirigir esta gran compañía y poder continuar con nuestra transformación», dijo el ingeniero vigués el día que recibió el encargo.

Gracias a una entrevista que concedió a la revista Portfolio hace un par de años pudimos saber algo más de la vida de Antonio Pérez en Vigo. «Creció en el noroeste de España y su padre tenía un negocio pesquero», le decía el entrevistador. «Sí, en Vigo», respondía el entrevistado que añadía: «Me levantaba a las cinco de la mañana y me llevaba con él a las subastas». Éstas las recordaba, además de como frías y húmedas, como un lugar en el que «había mala gente». Después de aquellas experiencias iniciáticas, que no continuó, vendrían los años de formación en Madrid, Francia y Estados Unidos, donde terminó echando raíces.

Una de las últimas veces que una cámara de La Voz pudo dejar constancia gráfica de la presencia en Peinador de su jet fue hace dos veranos. Desde la central de Kodak en España confirmaron que, en efecto, se encontraba en Vigo, pero que en su apretada agenda no había ni un hueco para entrevistas. Una vez más hubo que volver a echar mano de la consabida fotografía oficial con cara sonriente que Kodak suministró a los medios a propósito de su nombramiento, y tuvimos que conformarnos con saber por boca ajena que no se olvidaba de su ciudad, ni de sus amigos. Ahora, gracias al Celta, finalmente este vigués con tanto poder ha decidido dar la cara.