El cantero Xabier Garrido promueve la creación de un monumento en homenaje a los voluntarios del «Prestige» con un enorme mástil que cruzó el Atlántico a la deriva
04 feb 2010 . Actualizado a las 12:17 h.La costa de Oia es una caja de sorpresas del otro lado del Atlántico. Un litoral con más de 15 kilómetros de largo y orientado al mar abierto hace que sea un puerto natural de recepción de toda clase de objetos que flotan a la deriva. Uno de los elementos más llamativos que han aparecido durante los últimos tiempos ha sido un tronco de 18 metros de largo en el lugar de Porto dos Barcos.
Lo localizó Xabier Garrido, cantero, artesano y vecino de la zona y se cree que el árbol de procedencia pueda ser un Mongoy, ( Guibourtia ehie ), una especie tropical originaria de África. Un buen día de junio de 2008 observó cómo las olas lo arrastraban hacia la costa y no dudó en depositarlo, con mucho esfuerzo, en tierra firme. Utilizó un tractor para poder sacarlo del agua y colocarlo en un lugar seguro para impedir que voviera a irse a la deriva.
Lleva un año y medio en el mismo lugar, pero el autor del hallazgo ya ha ideado la manera de sacarle partido. Podría ser el elemento principal de un monumento en homenaje a todos los voluntarios que ayudaron a limpiar la costa de Oia tras el desastre del Prestige.
Xabier Garrido quiere convertirlo en un «tótem» que simbolice el agradecimiento del pueblo a esa gran marea blanca de personas de todos los rincones de la península que inundó la costa cuando el chapapote la impregnó de color negro.
Redes sociales
Este artesano utilizará las redes sociales de Internet para ponerse en contacto con el mayor número posible de voluntarios. Quiere que cada uno de ellos le envíe por correo una piedra de sus respectivos lugares de origen. El conjunto de todas ellas formará la base que sujete el mástil. Podría estar colocado en uno de los lugares de la costa donde llegó parte de la carga del petrolero. Así perdurará en el tiempo el recuerdo a la masiva respuesta solidaria que dio paso al desastre.
La idea va cobrando forma poco a poco. Xabier Garrido cuenta ya con un presupuesto para trasladar el palo hasta su casa y poder trabajarlo. Para poder llevar a cabo su objetivo solicitará ayudas a empresas de la zona y a las administraciones, que serán las que en última instancia tengan que autorizar la colocación del monumento.
Sugiere que Pescanova podría implicarse en la iniciativa porque gracias al trabajo de los voluntarios pudo salvarse la planta de alevines que mantiene en el municipio. Así perdurará en el tiempo el recuerdo de la masiva respuesta solidaria que dio paso al desastre.
Y lo hará con un tronco de un árbol que, como el chapapote, la casualidad quiso traer hasta Oia y con las aportaciones de todos las personas que participaron desinteresadamente.